El Papu explicó por qué decidió no contarles a sus compañeros antes del partido decisivo. "No quería que la mente esté en otro lado que no sea jugar la final del mundo. Me parecía muy egoísta de mi parte ir a contarle algo feo así a los chicos que estaban por jugar una final del mundo, así que me lo guardé", sostuvo.
Luego del triunfo en la final, Gómez reveló la situación al plantel, que notó su estado anímico durante esos días. "Cuando les conté, me dijeron que me vieron bajoneado. Me había apartado un poco porque estaba enfermo y no quería contagiar. Cuando te cuentan algo así, decís ‘qué cagada, tranquilo, se va a solucionar’".
Tras la sanción de dos años por doping que lo alejó de las canchas hasta octubre de 2025, el Papu intenta encontrar un nuevo rumbo en su carrera. Actualmente, se entrena con el AC Renate, un equipo de la Serie C de Italia, mientras se prepara para evaluar ofertas en julio.
"Pasé de ser campeón del mundo a que no me llame nadie, desaparecer del medio o no jugar más. Hay que saber convivir con eso", reflexionó el futbolista de 36 años.
En cuanto a su relación con el fútbol, Gómez reveló que decidió alejarse para evitar un sentimiento de rechazo: "No quería odiar al fútbol cuando me pasó esto, por eso me alejé. Para no agarrarle asco, empecé a jugar al pádel. Ahora estoy volviendo a empezar, a ser un amateur".
El Papu aseguró que su objetivo es regresar a la actividad profesional. "La ilusión es lo que me mueve hoy en día, volver a empezar. En julio voy a encontrar algún club. No me gustaría retirarme así, me gustaría retirarme en una cancha".