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200 g de pasta seca (spaghetti, penne o la que se prefiera)
1 palta madura
1 diente de ajo
Jugo de medio limón
2 cucharadas de aceite de oliva
Sal y pimienta a gusto
Hojas de albahaca fresca (opcional)
Queso rallado para servir (opcional)
Paso a paso de la preparación
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Cocinar la pasta: en una olla con abundante agua y sal, hervir la pasta hasta que quede al dente, siguiendo las indicaciones del paquete. Reservar una taza del agua de cocción.
Preparar la salsa: en el vaso de una procesadora o licuadora colocar la palta, el diente de ajo, el jugo de limón, el aceite de oliva, sal y pimienta. Procesar hasta obtener una mezcla cremosa y homogénea.
Integrar con la pasta: escurrir los fideos y mezclarlos con la salsa de palta. Si es necesario, agregar un poco del agua de cocción reservada para aligerar la textura.
Presentación: servir inmediatamente, decorar con hojas de albahaca fresca y, si se desea, espolvorear con queso rallado.
Consejos útiles para lograr el mejor resultado
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Usar paltas maduras: cuanto más cremosas estén, más suave quedará la salsa.
Jugo de limón esencial: no solo aporta frescura, también evita que la palta se oxide rápidamente.
Variaciones posibles: se pueden sumar tomates cherry, nueces picadas o un toque de chile en escamas para darle más carácter al plato.
Servir al momento: la salsa de palta no se conserva bien de un día para otro, por lo que conviene prepararla justo antes de comer.
Una opción saludable y versátil
La salsa de palta no solo destaca por su sabor y textura, sino también por sus beneficios nutricionales. La palta es rica en grasas saludables, vitamina E y fibra, lo que la convierte en una alternativa más ligera que la crema o las salsas en base a lácteos.
Además, se trata de una receta versátil que se adapta a distintos tipos de pasta, ya sean largas, cortas o incluso versiones integrales o sin gluten. También puede acompañar otras preparaciones, como ensaladas o bowls de granos.
El equilibrio perfecto entre simpleza y sabor
Las pastas con salsa de palta son una muestra de cómo, con pocos ingredientes, se puede transformar un plato cotidiano en algo diferente. La combinación de la suavidad de la palta, el toque ácido del limón y la frescura de la albahaca logra un resultado equilibrado y sorprendente.
Preparar esta receta casera no solo es rápido, sino también una manera práctica de incorporar más vegetales a la dieta, sin resignar sabor ni calidad.