El ganado produce emisiones de metano que contribuyen a este fenómeno. Es un gas que, incluso, permanece más tiempo en la atmósfera que el dióxido de carbono. Una singular medida de Dinamarca para combatirlo afecta a la ganadería.
Dinamarca propone una medida curiosa para reducir las emisiones de gas metano de la ganadería. (Foto: archivo).
Dinamarca acaba de aprobar una iniciativa para reducir las emisiones de metano que alimentan el efecto invernadero. La medida involucra a la ganadería, especialmente a los vacunos, "señalados" como los grandes responsables de las emisiones del gas metano, ya sea por sus eructos como por sus flatulencias y las heces.
La idea del gobierno danés es aplicar un impuesto por contaminación por parte del ganado para fomentar el uso de tecnologías menos peligrosas para el medio ambiente. Esta medida comenzará a regir a partir de 2030.
En Dinamarca, la medida de cobrar un impuesto por la contaminación que supone liberar el gas metano a la atmósfera busca que la ganadería cambie hacia formas de producción menos dañinas para el medio ambiente.
Se basa en una información que apoya Naciones Unidas. El metano es un gas que en la atmósfera dura mucho más que el dióxido de carbono. Eso hace que al planeta le cueste mucho más poder eliminarlo, lo que alimenta el efecto invernadero.
Es por eso que quieren que en la agricultura se busquen otros métodos de producción, especialmente en la alimentación del ganado. En su proceso digestivo, eliminan el gas metano (CH4) a través de eructos, las flatulencias y las heces. Entonces, a partir de 2030, los ganaderos que implementen métodos más "limpios" de producción recibirán incentivos fiscales y los demás, deberán pagar multas.
Pero este debate es muy duro en muchas partes del mundo. Por ejemplo, en la Argentina, un país que tiene en los productos de la agricultura y la ganadería una de sus principales fuentes de divisas y que aporta una parte mínima de lo que hace el mundo industrial desarrollado.
Los países industrializados son los principales contaminantes del mundo. Sus fábricas e industrias aportan la enorme mayoría de los gases del efecto invernadero.
China es responsable del 30%, Estados Unidos del 13% y la Unión Europea, como bloque, casi del 8% de los gases del efecto invernadero (GEI). Por eso se disparó la polémica en el mundo entre los países de desarrollo industrial y los que dependen de su agricultura y ganadería.
El hecho de que el metano (CH4) permanezca más tiempo en la atmósfera que el dióxido de Carbono (CO₂) ha "torcido" de alguna manera, la agenda del cambio climático. Se reclama a los países agroganaderos lo que no se cambia en el mundo superindustrializado.
Hay trabajos que ponen en duda lo que se afirma sobre el ganado como principal agente contaminante del planeta por su "producción y eliminación de metano".
Pero hay estudios que marcan que hay una "compensación" o "neutralización" más que beneficiosa para el ambiente. Por ejemplo, el diario español La vanguardia citó un trabajo de científicos argentinos del INTA en el que demuestran como las pasturas naturales y el ciclo de alimentación del ganado en la Argentina hacen que la liberación de dióxido de carbono compense las emisiones de metano con los "deshechos" del ganado.
El trabajo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) marca que las emisiones del metano son responsables del 16% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) frente al 76% del dióxido de carbono de origen industrial.
Incluso han hecho un aporte mayor, que requiere una instrumentación con el aporte de dinero necesario.
Así se puede denominar este proyecto para recuperar y reelaborar el gas metano que produce el ganado, especialmente el bovino, por su mayor cantidad. Es por eso que se lo denomina coloquialmente como "la vaca del futuro".
En concreto, los animales podrían tener adosados sobre el lomo una especie de tanque que tomaría el metano que eliminan los bovinos para comenzar un proceso de reciclado para ser utilizado, por ejemplo, como combustible.
Un ejemplo claro: normalmente, cada animal emite entre 250 y 300 litros de metano al día, cantidad suficiente, según los propios investigadores, para alimentar un coche durante el mismo periodo de tiempo.
Mientras tanto, en Dinamarca, para evitar que algo se pudra (como dijo Shakespeare) apuestan por un impuesto al ganado.