Los pacientes se quejan de dolor intenso, según indicó el Dr. Aaron Glatt, experto en enfermedades infecciosas con sede en Estados Unidos y añadió: “Si bien no es específico del COVID-19, esta expresión se ha utilizado para describir los síntomas de dolor de garganta en algunos pacientes con la variante más reciente”.
Sin embargo, las nuevas cepas también pueden causar molestias más comunes, como dolor de cabeza, tos, fatiga y goteo o congestión nasal y los expertos insisten en que no son más peligrosas que las versiones anteriores, pero las mutaciones genéticas facilitan su propagación.
Recomiendan el uso de mascarilla
La UKHSA recomienda a todas las personas con síntomas que se queden en casa si es posible y eviten el contacto con personas vulnerables, mientras que instó a quienes deban salir a usar mascarilla y que, si presentan síntomas de una infección respiratoria, como el COVID-19, y tienen fiebre alta o no se sienten lo suficientemente bien como para ir a trabajar o realizar actividades normales, deben evitar el contacto con personas vulnerables.
Tanto en EE.UU. como en Reino Unido, las personas mayores de 75 años, las personas con sistemas inmunitarios debilitados y los residentes de asilos de ancianos pueden recibir la dosis de refuerzo contra el COVID-19, mientras que las mujeres embarazadas y los niños también están invitados a vacunarse, y los bebés pueden recibir este año una vacuna antigripal en las farmacias comunitarias.
El aumento de casos se produce pocos días después de que un controvertido estudio surcoreano afirmara que las vacunas contra el COVID-19 podrían aumentar el riesgo de cáncer, pero los expertos desestimaron los hallazgos, calificándolos de “superficialmente alarmantes”, advirtiendo que las conclusiones eran enormemente exageradas.
Los científicos han afirmado repetidamente que no hay pruebas creíbles de que las vacunas contra el COVID-19 interfieran con los supresores tumorales ni impulsen el crecimiento del cáncer.