La jornada de hoy se vivió como uno de los días de mayor tensión desde la recuperación de la democracia en 1985 en ese país. La explanada en Brasilia, donde se concentran los edificios gubernamentales, amaneció con un clima enrarecido. Miles de partidarios del presidente montaron una vigilia en el lugar para la marcha de este martes. Hubo hasta incidentes con la policía, que montó un vallado para evitar que la muchedumbre avanzara sobre los edificios públicos.
El Gobierno de Bolsonaro se vio afectado por las altas cifras de muertes como consecuencia del coronavirus, las denuncias de irregularidades en la gestión de la pandemia y el aumento de la inflación. Con 580.000 muertos por coronavirus, Brasil tiene la segunda cifra más alta del mundo y la octava más alta per cápita.
El conflicto
El presidente brasileño tiene un especial encono con el máximo tribunal de justicia, lo cual plantea un duro conflicto entre dos poderes del país. Incluso, le planteó al Congreso que debe hacerse un juicio político a dos de sus 11 integrantes. Justamente aquellos magistrados que más se han opuesto a ciertas decisiones de la administración Bolsonaro: De Moraes y Roberto Barroso. El ministro Luíz Barroso, presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), también fue blanco de los ataques de Bolsonaro.
"Todos los que estamos aquí juramos respetar la Constitución. Cualquiera que actúe fuera de ella, debe ser apartado", dijo Bolsonaro desde un camión, colocado frente al Congreso de Brasil.
"No podemos seguir aceptando que una persona específica de los tres poderes siga barbarizando a nuestra población. No podemos aceptar más detenciones políticas en Brasil", subrayó.
Un espejo de Trump
Los críticos temían que las manifestaciones derivaran en hechos de violencia. Algunos expresaron su preocupación de que Bolsonaro pudiera estar preparando una versión local de los disturbios del 6 de enero en Washington, donde partidarios del entonces presidente Donald Trump irrumpieron violentamente en la sede del Congreso estadounidense, alegando que le robaron la victoria en las elecciones.
Al igual que Trump, Bolsonaro fue elegido con la promesa de perseguir a una clase política corrupta y arraigada. El brasileaño también advirtió que podría rechazar los resultados de las elecciones de 2022 en caso de perder la contienda ante el tradicional líder de izquierdas Luiz Inácio Lula da Silva.