¿Cuándo se realiza el cambio y qué implica?
El cambio tendrá lugar el domingo 2 de noviembre de 2025 a las 2:00 a.m., hora local. En ese momento, los relojes deberán retroceder exactamente una hora, de modo que las 2:00 volverán a marcar la 1:00 a.m. Esto implica el cierre formal del horario de verano y el retorno al horario estándar, una transición que abarca a la gran mayoría de los estados del país.
La recomendación oficial es ajustar manualmente los relojes analógicos y despertadores antes de irse a dormir la noche anterior. Muchos dispositivos modernos, como teléfonos inteligentes, computadoras y relojes digitales, actualizan automáticamente la hora, lo que facilita la adaptación. No obstante, en hogares con aparatos que no están conectados a internet, el cambio manual sigue siendo fundamental para evitar confusiones al día siguiente.
El ajuste no es solo una cuestión doméstica: tiene implicancias logísticas importantes. El sistema de transporte, las aerolíneas, los servicios públicos y privados, y las cadenas de producción sincronizan sus horarios con la modificación para evitar errores en programaciones, vuelos y actividades esenciales.
Estados y territorios que no realizan el cambio
No todas las regiones del país participan en el ajuste. Según USA TODAY, Arizona (exceptuando la Nación Navajo), Hawái, Puerto Rico, Guam, Samoa Americana y las Islas Vírgenes de EE. UU. no adoptan el horario de verano ni el cambio posterior.
La razón principal es que en estos lugares la variación de luz solar es mínima a lo largo del año, o bien sus condiciones climáticas hacen innecesario el ajuste. En el caso de Arizona, por ejemplo, el intenso calor y la prolongada exposición solar justifican la decisión de mantener el horario estándar permanente, mientras que la Nación Navajo sí aplica el cambio para mantener la coordinación administrativa y regional.
En Hawái y en los territorios caribeños y del Pacífico, la estabilidad solar durante las estaciones hace que el horario de verano no aporte beneficios prácticos. Las legislaturas locales han obtenido permisos federales para permanecer todo el año en el mismo horario.
Raíces históricas del cambio de horario
El concepto de aprovechar la luz solar mediante un ajuste horario tiene antecedentes en el siglo XVIII, aunque en Estados Unidos se aplicó formalmente durante la Primera Guerra Mundial para conservar energía y combustible. Inicialmente se aplicó de manera desigual, hasta que en 1966, con la aprobación de la Ley de Hora Uniforme, se estableció un calendario nacional coherente.
Décadas más tarde, la Ley de Política Energética de 2005 extendió el periodo del horario de verano: actualmente comienza el segundo domingo de marzo y termina el primer domingo de noviembre. Esta modificación buscaba mejorar la eficiencia energética y estandarizar el cambio en todo el país.
Aunque algunos sectores políticos han propuesto eliminar el sistema y adoptar un horario fijo, la normativa federal se mantiene sin cambios para el ciclo 2025.
Efectos sobre la salud y la vida cotidiana
Uno de los temas más sensibles es el impacto en la salud. Especialistas consultados por USA TODAY advierten que los cambios en el ciclo de sueño pueden provocar problemas para conciliar el descanso, alteraciones en los niveles de alerta y malestar general en los primeros días posteriores al ajuste.
La transición también afecta al transporte, los sistemas escolares y las actividades comerciales. Al atrasar los relojes, hay más luz solar en las mañanas, lo que puede beneficiar a estudiantes y trabajadores que comienzan temprano sus actividades. Sin embargo, las tardes se vuelven más cortas, lo que genera ajustes en actividades recreativas y sociales.
Para minimizar el impacto, los médicos recomiendan adaptar progresivamente las rutinas en los días previos, acostarse unos minutos antes y evitar actividades exigentes inmediatamente después del cambio. Este enfoque permite que el organismo se aclimate de manera más natural.
Tecnología y sincronización horaria
Hoy en día, la mayoría de los dispositivos electrónicos —como smartphones, computadoras y relojes inteligentes— ajustan la hora automáticamente. Esta función ha reducido los errores, aunque los relojes analógicos, despertadores mecánicos y algunos electrodomésticos todavía requieren ajuste manual.
Antes de dormir la noche del sábado 1 de noviembre, se recomienda revisar hornos, microondas, relojes de pared y cualquier dispositivo sin conexión para garantizar que al día siguiente no haya confusiones en citas ni actividades programadas.
Gracias a la sincronización electrónica, los desajustes son cada vez menos frecuentes, pero cada año se registran casos de personas que olvidan hacer el cambio manual, lo que puede generar problemas en la asistencia a vuelos, reuniones laborales o eventos importantes.
Debate legislativo y futuro del horario de verano
A pesar de que muchos estadounidenses se preguntan si el sistema será eliminado, hasta el inicio de noviembre de 2025 no se han aprobado nuevas leyes que modifiquen el modelo vigente. Varios estados han presentado propuestas para mantener un horario fijo durante todo el año, ya sea el estándar o el de verano, con argumentos relacionados con la salud pública, la seguridad vial y la productividad.
Las discusiones en el Congreso federal continúan abiertas, pero hasta el momento no existe una legislación de alcance nacional que cambie la práctica actual. Por ello, el domingo 2 de noviembre de 2025 seguirá siendo una fecha clave para la mayoría de la población estadounidense, que deberá atrasar sus relojes y adaptarse una vez más a la dinámica temporal del país.
Zonas horarias y coordinación nacional
Estados Unidos cuenta con seis zonas horarias principales: Pacífico, Montaña, Central, Este, Alaska y Hawái-Aleutianas. De estas, cinco implementan el cambio de horario, mientras que Hawái y los territorios exentos permanecen estables todo el año.
Esta diversidad horaria complica la organización de vuelos, videollamadas, eventos y actividades logísticas, tanto a nivel nacional como internacional. La oficina federal de tiempo actualiza periódicamente sus plataformas con los husos y calendarios vigentes, para facilitar la coordinación.
Preparación y recomendaciones finales
Para enfrentar el cambio sin contratiempos, los especialistas sugieren:
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Ajustar progresivamente los horarios de sueño en los días previos.
Revisar y actualizar manualmente todos los relojes no conectados.
Confirmar la programación de reuniones, viajes y actividades importantes.
Estar atentos a las comunicaciones oficiales de empresas y organismos públicos.
La administración federal y los gobiernos estatales difunden recordatorios y guías cada año para asegurar una transición ordenada. A nivel social, el país se adapta de manera colectiva a esta práctica que, aunque cuestionada, sigue vigente como parte del calendario anual estadounidense.
En definitiva, el domingo 2 de noviembre de 2025 marcará nuevamente un cambio de rutina para millones de personas, en un contexto en el que el debate sobre la pertinencia del horario de verano se mantiene abierto. Mientras tanto, la población ajusta sus relojes y su día a día, repitiendo un ritual que ha acompañado la historia moderna del país durante más de medio siglo.