La primera distinción de la academia sueca en el año fue para tres investigadores por su aporte para comprender como el sistema inmunológico actúa de manera precisa para atacar enfermedades específicas sin afectar otros órganos del cuerpo.
Su investigación ha revelado cómo el sistema inmunitario mantiene un delicado equilibrio: atacar elementos que pueden causar enfermedades sin desencadenar respuestas contra los propios tejidos del organismo. Esta capacidad de autorregulación, esencial para evitar enfermedades autoinmunes, ha sido explicada con profundidad gracias a sus hallazgos.
Mary Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi compartirán el galardón -que incluye 11 millones de coronas suecas y una medalla de oro- en reconocimiento a sus aportes fundamentales para la inmunología moderna. La Asamblea señaló que su trabajo “sienta las bases de un nuevo campo de investigación y abre el camino para el desarrollo de terapias innovadoras” para tratar cáncer, enfermedades autoinmunes y mejorar el éxito de trasplantes.
El acto oficial de entrega del Nobel se llevará a cabo el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel, en Estocolmo.
La distinción recayó este año, una mujer y dos hombres, por su aporte para comprobar cómo el sistema de defensa del cuerpo humano tiene la "inteligencia" para concentrarse ante cada "agresión" particular y no provocar efectos colaterales.
El título dado a la distinción parece muy complejo: "Otorgado por sus descubrimientos relativos a la tolerancia inmunitaria periférica”. Una explicación más simple: es el mecanismo interno por el cual, el sistema inmunitario (nuestro sistema de defensa y equilibrio en el cuerpo humano) evita atacar los propios tejidos, incluso cuando algunas células inmunes autorreactivas han escapado de los procesos de control iniciales. Por ejemplo, en enfermedades autodegenerativas.
El sistema inmunitario tiene que lograr un equilibrio delicado: debe reconocer y eliminar agentes invasores (virus, bacterias, células tumorales) pero no deber atacar las propias células del organismo.
Los galardonados identificaron un tipo especial de células T, llamadas células T reguladoras, que actúan como “guardianes” del sistema inmunitario. Estas células reguladoras supervisan y moderan la actividad de otras células inmunes. Es decir, actúan como "supervisores de los mecanismos de defensa para el cuerpo humano". Las direcciona para que ataquen al agente causante una posible enfermedad, pero evitando dañar los tejidos sanos en el organismo, suprimiendo respuestas que atacarían tejidos propios.
Gracias a estos descubrimientos, se ha abierto un campo de investigación intenso: cómo manipular estas células reguladoras o su señalización para tratar enfermedades autoinmunes (por ejemplo lupus, esclerosis múltiple), mejorar el éxito de trasplantes o incluso modular la respuesta inmune frente al cáncer.
Mary E. Brunkow: inmunóloga y bióloga molecular nacida en 1961, trabaja en el Institute for Systems Biology en Seattle. Fue clave en la identificación del gen FOXP3 como responsable del fenotipo “scurfy” en ratones, lo que impulsó el estudio de la regulación inmune.
Fred Ramsdell: nacido en 1960 en Illinois, es inmunólogo estadounidense. Ha estado vinculado a instituciones académicas y biotecnológicas, y fue parte esencial en demostrar la importancia de FOXP3 en humanos con síndrome IPEX y su rol en la función de las células T reguladoras.
Shimon Sakaguchi: inmunólogo japonés, profesor en la Universidad de Osaka. Fue pionero en el descubrimiento de las células T reguladoras (desde mediados de los 90) y en demostrar su papel en la tolerancia inmune periférica.
Con cada premio Nobel desde 2022 en adelante, vemos el aporte de la Medicina que fue fundamental para terminar lo más rápidamente posible con la pandemia y salvando a millones de vidas gracias a las vacunas. Entre tantas cosas, aprendimos que las "celulas T" o linfocitos T, son un tipo de glóbulo blanco esencial para el sistema inmunitario, responsables de combatir infecciones, virus, bacterias, células cancerosas y otras sustancias dañinas.
Se forman a partir de células madre en la médula ósea y maduran en el timo, un órgano donde desarrollan la capacidad de reconocer y destruir patógenos o de regular la respuesta inmune. Un elemento clave es que al estar en las células madre de la médula ósea, se convierten en una suerte de "memoria de sistema de defensas" del nuestro cuerpo, listo para actuar ante cualquier posible enfermedad.