Su tamaño, gracias al avance de la tecnología, se ha ido achicando casi al infinito y mientras eso ocurre, aumenta su capacidad con una ecuación clave: los circuitos integrados tienen menor costo y mayor rendimiento. Se miden en "nanómetros". Es decir, es la milmillonésima parte de un metro. Un cabello humano promedio tiene aproximadamente 60.000 nanómetros de espesor.
En otras palabras, es como tomar un cabello, dividirlo en 60.000 pedacitos y quedarse apenas con 1. Por allí pueden enviar sus datos millones de transistores.
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El primer circuito integrado, de Jack Kilby en 1958 (Foto: Gentileza Exevi)
Quién fue el inventor del chip
Jack Kilby, un físico e ingeniero norteamericano, logró diseñar los primeros circuitos integrados en 1958 mientras trabajaba para Texas Instruments.
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Jack Kilby, uno de los creadores del chip, en 1958 (Foto: Gentileza ABC)
Este avance frente a los tubos de vacío permitió disminuir el tamaño de cualquier dispositivo electrónico. Por ese invento, en el año 2000, ganó el premio Nobel
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Robert Noyce, el otro padre de los circuitos integrados, creo la producción en masa de los microchips (Foto: Gentileza ABC)
Egresado del MIT (Massachusetts Institute of Technology), Robert Noyce creó en 1968 la empresa Intel. Transformó la industria de la tecnología gracias a que descubrió la manera de colocar millones de transistores en pocos mm2. Abrió el camino para la producción de chips en masa.
La sofisticación para producir los chips en masa ha hecho que la lista de productores se concentre como en pocas actividades. Antes de la pandemia, no había inconvenientes. Pero la irrupción del coronavirus, frenó la economía mundial y paralizó la producción de chips desde Extremo Oriente.
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Entre China, Taiwán y Corea del sur acaparan el 81% de la producción de microchips en todo el Mundo (Foto: Gentileza La vanguardia)
Esto significó un gran problema porque la producción y el envío de chips a todo el mundo aún no pudo ser solucionado. Sucede que entre China, Taiwán y Corea del Sur acaparan el 81% de la producción mundial de microchips. Y a poco de mirar a los fabricantes, las manos se concentran todavía más.
TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) tiene, ella sola, el 54% de la producción mundial. Es fácil comprender cómo a la pandemia se le suma negativamente el impacto de la crisis entre Estados Unidos y China. TSMC tiene un "nicho estratégico": es responsable del 92% de la producción de los chips más avanzados en superordenadores, iPhones y la Inteligencia artificial de los automóviles, según Capital Economics.
Si China comunista, por ejemplo, bloqueara a Taiwán, el 54% de los chips que necesita el mundo quedarían retenidos en una pequeña isla de oriente.
El otro coloso de la nanotecnología es Corea del Sur. Y dentro de ese país, Samsung. Esa empresa, por sí sola, elabora el 17% del mercado mundial de microchips.
Corea del Sur es uno de los países de Oriente que más sufrió por la pandemia. El tigre asiático dará un pequeño salto del 2% hacia arriba en el PBI de 2022. Por eso, el presidente de ese país, Yoon Suk-yeol, acaba de tomar una medida extrema: indultó a Lee Jae-yong, uno de los principales ejecutivos de Samsung. Estaba preso por sabotear al sindicato de los trabajadores y debía cumplir una pena de 18 meses. Ahora decidieron sacarlo de la cárcel para ayudar a recomponer la economía surcoreana. El mundo puede desear que encuentre la fórmula para que ese 17% de la producción mundial de chips no se detenga.
¿Substitución de importaciones por la crisis de los chips?
Tres lugares (Taiwán no es un independiente) son clave para que la tecnología siga avanzando y la economía se recupere. Por eso hay países que utilizan sobremanera los chips y no pueden seguir esperando.
Japón, por ejemplo, sufre a escala global por esta crisis. Sony es uno de los fabricantes más importantes a nivel mundial en electrónica de consumo: computación, videojuegos, audio y video, fotografía, telefonía móvil, productos profesionales... Actualmente es casi imposible comprar su mejor diseño para el juego y el ocio: la PlayStation 5. El problema es la falta de oferta y el stock de microchips, ya que necesitan muchos de ellos para poder fabricarlas.
En este marco, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció un programa para, justamente, intentar sustituir los chips que llegan desde Oriente.
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Joe Biden acaba de firmar una ley para producir chips en Estados Unidos ante la falta de productos desde China, Taiwán y corea del Sur (Foto: AP)
Biden firmó el martes la Ley chips y ciencia, convirtiendo en norma el paquete de 280 mil millones de dólares para impulsar la fabricación nacional de semiconductores en Estados Unidos. Pero construir una fábrica de microchips es más caro que montar una central nuclear y, además, lleva tiempo.
La economía mundial necesita, entonces, que los chips regresen. Y lo antes posible.