En Corea del Sur, los dos mandatarios se volvieron a ver las caras. Después de un año de lucha comercial muy dura, lograron un entendimiento, especialmente en las "tierras raras" que auspicia mejores tiempos para el comercio global.
Acuerdo entre China y EE.UU. tras un año de guerra comercial. (Foto: Gentileza Euronews)
"El presidente Xi es un negociador duro, pero tuvimos una brillante reunión, 12 sobre 10 puntos". Es el resumen claro del presidente Donald Trump sobre su esperado encuentro con Xi Jinping tras más de un año de la reedición de la guerra comercial de su primera presidencia, en la que Trump estableció aranceles que castigaron especialmente a China.
Por ese contexto, China contestó con una medida que benefició directamente a la Argentina: dejó de comprarle soja a EE.UU. y lo reemplazó por productos del campo argentino. Pero, ahora, las negociaciones cambiaron de vía y van por la del entendimiento.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par chino, Xi Jinping, mantuvieron este jueves en Busan, Corea del Sur, su primer encuentro cara a cara desde el regreso del republicano a la Casa Blanca. La reunión, realizada al margen de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), marcó un punto de inflexión en la relación bilateral: ambos líderes alcanzaron un entendimiento sobre la reducción de aranceles y la cooperación en el estratégico mercado de las tierras raras.
Según fuentes oficiales, Trump se comprometió a reducir parcialmente los aranceles impuestos a productos chinos durante la guerra comercial, a cambio de una mayor apertura de Pekín en sectores industriales.
Pero, por sobre todo, se destaca un acuerdo para garantizar el suministro estable de tierras raras a las empresas estadounidenses. Estos minerales son esenciales para la fabricación de autos eléctricos, baterías, teléfonos inteligentes y tecnología militar, en la que Estados Unidos tienen un amplio liderazgo, pero necesita esos minerales de tierras raras que abundan en la China.
Xi Jinping destacó una postura personal ya conocida: el diálogo “es mejor que la confrontación”. Afirmó que ambos países “pueden encontrar terreno común sin renunciar a sus diferencias”. Desde Washington, Trump aseguró que “marca el comienzo de una nueva etapa de cooperación económica”.
El presidente de Estados Unidos dijo con franqueza lo difícil que es negociar con Xi Jinping, a pesar de que lo considera casi un amigo con el cual "se conocen muy bien". Xi siempre se mantiene inflexible es sus posiciones, que buscan disputarle el liderazgo mundial en materia comercial. Pero la estrategia China, más que la confrontación directa, se basa en la "competencia en la colaboración".
¿Cómo conciliar esas dos definiciones? China apuesta por una cooperación en el comercio que le permita a los países tener los elementos que necesitan para sus industrias - no importa el tipo - y luego sí la competencia por el producto terminado. China le objeta a Trump que, con los aranceles, impidió a China acceder a elementos fundamentales para el desarrollo como los chips de máxima generación. Así, estados Unidos se asegura una ventaja estratégica frente al gigante asiático. Ahora, todo puede cambiar. Por eso hubo un acuerdo, que puede ser anunciado en los próximos días.
Los minerales raros, la clave para el entendimiento entre Trump y Xi Jinping. (foto: Gentileza USGS)
Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos del sistema periódico que incluyen el escandio, itrio y los 15 lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometió, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio).
Aunque su nombre sugiere lo contrario, no son especialmente escasos, pero se encuentran dispersos en pequeñas concentraciones y suelen aparecer mezclados entre sí, lo que hace que su extracción y refinado sean complejos, costosos y contaminantes.
Las aplicaciones principales de las tierras raras por sus propiedades magnéticas, luminiscentes y conductoras únicas, son insumos esenciales para la tecnología moderna. Entre sus usos más importantes están:
Por eso, las tierras raras no solo son un recurso industrial: se consideran “el petróleo del siglo XXI”, un insumo clave en la competencia global por el liderazgo tecnológico.
En otras palabras, son la base física del poder tecnológico, energético y militar del siglo XXI.
China controla cerca del 70% de la producción mundial y más del 80% de la capacidad de refinado de tierras raras. Por eso, el pacto de Busan representa para Washington una garantía temporal de acceso a materiales esenciales para sus industrias tecnológicas, desde Apple y Tesla hasta los fabricantes de defensa.
El acuerdo entre China y EE.UU. puede mejorar las exportaciones de Argentina y mantener ambos "swap" para las reservas del BCRA. (A24.com)
Para China, en cambio, es una oportunidad de mostrar moderación diplomática y ganar tiempo en medio de una economía interna en desaceleración. Aunque limitado en alcance, el acuerdo refuerza la idea de que la cooperación pragmática entre ambas potencias sigue siendo posible, incluso en un mundo marcado por la competencia estratégica.
Mientras tanto, del acuerdo entre ambos gigantes, el resto del mundo puede sacar ventajas gracias al comercio global. Argentina, por ejemplo, aumentar el ingreso genuino de divisas por mayores exportaciones. (Más granos y brotes de soja a China y ahora, más carne a Estados Unidos, por ejemplo).
Tiene un efecto colateral casi fundamental. Si Estados Unidos y China vuelven a colaborar, el ministro Luis "Toto" Caputo puede celebrar. Necesita aumentar las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) a lo que se comprometió con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Si hay "paz" entre Washington y Beijing, el "swap" de Scott Bessent puede coexistir con el ya "viejo conocido "swap" de China. En total son 38.000 millones de dólares en "stand by" para apuntalar las reservas. No podemos darnos el lujo de tener que elegir entre uno y otro. Mejor es que se mantengan los dos. Al menos, hasta que el comercio exterior argentino se duplique, por lo menos.