Tiempo después decidió venir a la Argentina, siendo menor de edad, dejando todo atrás. No había lugar en Europa para los judíos; fue unos años antes de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto.
La historia se repite. Otra vez Europa vuelve a ser un lugar inseguro para los judíos. Ahora es noticia por la gravedad de las agresiones físicas y la espectacularidad de las imágenes. Pero todos los días hay denuncias en universidades, museos, centros públicos de distintos países del continente: España, Francia, Bélgica, Reino Unido... Lo que pasó en Amsterdam no fue una excepción, sino la regla.
"No es antisemitismo, es antisionismo", siguen gritando antisemitas disfrazados y cómplices interesados, que se escandalizarían si en la Argentina un grupo de jóvenes se dedicara a golpear Bolivianos o Paraguayos. Algunas discriminaciones son buenas, parece.
"Ellos empezaron, hubo cánticos antiislámicos", justificaron en Twitter, donde se justifica todo. También así empezó la "Noche de los Cristales Rotos", el pogrom de noviembre de 1938 que marcó el inicio de la Shoá: un judío había asesinado a un funcionario de una embajada alemana; como venganza, turbas alemanas devastaron poblaciones enteras y asesinaron casi 100 judíos. Pasado mañana se cuple un nuevo aniversario de la Kristallnacht.
Las autoridades holandesas miraron para otro lado. Hay dudas sobre el actuar de la policía. Agencias de noticias internacionales pusieron en duda los ataques o los calificaron de incidentes parciales. Hasta la mañana del viernes, Reuters seguía dudando de las características del hecho.
Si se persigue a un grupo por su raza, religión o nacionalidad, es discriminación. Si se persigue judíos por su pertenencia étnica, su religión o exhibir banderas de Israel, es antisemitismo.