Elon Musk parece decidido a encontrar quien ocupe su lugar al frente de Twitter, la empresa que decidió comparar para ser el único dueño. Dijo que su intención era favorecer la libertad de opinión y transformar por completo a esa red social.
Pero desde que adquirió el 100% de las acciones, en una operación de US$ 44.000 millones tuvo un problema tras otro y parece que está totalmente arrepentido de su decisión.
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Musk busca a alguien "tan tonto" como él para ponerlo al frente de Twitter (Foto:Cuenta de Twitter de Elon Musk)
Una sucesión de problemas con Twitter
El último tropezón de Elon Musk lo tuvo la semana pasada cuando suspendió las cuentas de seis periodistas que publicaban notas basándonos en la aplicación que permite seguir en tiempo real el movimiento de aviones, entre ellos el del propio megamillonario.
Dio marcha atrás con esa decisión luego de realizar varias encuestas sobre si debía reincorporar a la decena de periodistas de medios internacionales como CNN, The New York Times y The Washington Post que había suspendido de la plataforma.
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Musk usa Twitter para preguntarle a los usuarios si debe dejar el puesto de CEO (Foto: Gentileza OFM)
Los inconvenientes y contratiempos comenzaron en marzo del año pasado, cuando compró el monto de acciones necesarias para ser el primer accionista de la empresa. Así despertó la enemistad del resto del consejo de accionistas.
Inmediatamente después sorprendió al mundo de las redes sociales y al financiero cuando ofreció US$44.000 millones para comprar la empresa. Las marchas y contramarchas de su oferta terminaron en un juicio iniciado contra él por la propia empresa Twitter.
Finalmente, en octubre de 2021 resolvió cumplir con la operación de compra y pasar a ser el único dueño de esa red social. Su idea original era transformarla para garantizar la más plena libertad de opinión en sus mensajes.
Cambios traumáticos para Twitter y los usuarios
Elon Musk cerró oficinas de Twitter y despidió al 50% de los empleados el primer día que entró como dueño absoluto.
También tuvo un enorme cortocircuito con los usuarios cuando lanzó un nuevo sistema de verificación de cuentas. Había que pagar 8 dólares para hacerlo, pero miles de usuarios encontraron la manera de crear cuentas apócrifas - en lugar de cuentas de personalidades - y difundir mensajes disparatados.
Tuvo que anular ese "reempadronamiento" y pensar otra estrategia.
Ahora busca quien pueda ser el nuevo CEO de la red social, aunque parece ser otra de sus constantes ironías. El mismo aclaró que no había sucesor y que "nadie que realmente pueda mantener a Twitter vivo quiere el trabajo".