Desgarrador

"Fue la última vez que pude despedirme": el relato del niño ucraniano que quebró hasta a su intérprete

Roman Oleksiv, de 11 años, se presentó en el Parlamento Europeo y expuso un crudo testimonio sobre los horrores de la guerra y de cómo perdió a su madre tras un ataque ruso.

El testimonio de Roman Oleksiv conmovió a todos los presentes (Foto: captura de video).

El testimonio de Roman Oleksiv conmovió a todos los presentes (Foto: captura de video).

El Parlamento Europeo quedó en silencio cuando Roman Oleksiv, un niño ucraniano de 11 años, tomó la palabra para contar cómo la guerra cambió su vida para siempre. Con un tono sereno, recordó el ataque con misiles que golpeó el centro de Vinnytsia el 14 de julio de 2022, cuando él tenía apenas siete años. Ese día perdió a su madre, Halyna, y sufrió heridas graves que lo llevaron a atravesar un extenso y doloroso proceso de recuperación.

Embed

Mientras relataba lo ocurrido, Roman se detuvo para describir los últimos instantes que compartió con ella. Su voz se quebró y la intérprete que traducía su testimonio rompió en llanto, obligada a dejar su lugar a un colega. “Fue la última vez que pude despedirme”, alcanzó a decir el niño, generando una profunda conmoción entre los eurodiputados.

Roman no eludió detalles: explicó que encontró a su madre bajo los escombros y que logró rozar su cabello antes de ser rescatado. Sus lesiones fueron múltiples -quemaduras en gran parte del cuerpo, hemorragias internas, fracturas, daño muscular y heridas por metralla- que lo llevaron a pasar por más de 35 cirugías y largos meses de rehabilitación. A pesar de ello, recuperó la movilidad suficiente para volver a sus clases de danza y música, una pasión que heredó de Halyna, quien era acordeonista y docente.

Su historia trascendió las fronteras de Ucrania. Cantó el himno nacional en encuentros deportivos, inspiró un documental proyectado ante el fallecido Papa Francisco y se convirtió en un símbolo del impacto que el conflicto tiene sobre la infancia.

Papa_Francisco_Roman

Las cifras que mencionó durante su intervención fueron estremecedoras: miles de menores murieron desde el inicio de la invasión rusa, y alrededor de 20.000 habrían sido trasladados forzosamente a otros países, muchos de ellos incomunicados de sus familias. Apenas unos 300 lograron regresar.

Antes de retirarse, Roman pidió a la comunidad internacional que no desvíe la mirada. Llamó a actuar unidos y a sostener la ayuda a quienes, como él, cargan con cicatrices visibles e invisibles. “Cuando estamos juntos, somos fuertes. Nunca hay que rendirse. Los niños ucranianos todavía necesitan apoyo”.

Se habló de