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Italia y Francia postergaron la firma del acuerdo UE-Mercosur: por qué y hasta cuándo

En medio de protestas de agricultores en Europa, ambos países exigen garantías para su producción del campo que compense las mejoras comparativas de los productos que se elaboran en el Mercosur. Si no, no firmarán el acuerdo.

Roberto Adrián Maidana
por Roberto Adrián Maidana |
Emmanuel Macron y Georgia Meloni. Su buena relación actual complica el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur

Emmanuel Macron y Georgia Meloni. Su buena relación actual complica el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, (Foto: Gentileza Huffington Post)

El presidente francés, Macron, advirtió en Bruselas de que su país no apoyará el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur sin mayores salvaguardias para sus agricultores. Desde Roma llega un mensaje muy parecido: "Es prematuro firmar ese acuerdo", dijo Meloni.

Hasta hace poco tiempo, Francia e Italia impulsaban la puesta en marcha del acuerdo. A tal punto, que Lula da Silva, el presidente brasileño, llamaba al presidente galo como "meu amigo" ("mi amigo"). Pero este fin de semana hay una reunión del Mercosur en Foz de Iguazú y el presidente de Brasil, Lula da Silva, dijo que si Francia no trae una fecha concreta, no se firmará mientras él sea el presidente en Brasil. Todo por los reparos de Macron y Meloni.

Los dos exigen garantías o compensaciones para su sector agrícola. Ya advirtieron que no podrán competir con los productos similares que se producen en el Mercosur. Serán mucho más baratos en las góndolas de los supermercados. Por lo tanto, piden esas salvaguardas económicas para que no arruinen a esos sectores ni en Francia ni en Italia.

La Unión Europea ahora habla de una nueva fecha: sería en marzo, como muy temprano. Las protestas violentas en Bruselas, de los productores, hicieron dudar a Macron y Meloni. Otra demora para un acuerdo que llega 25 años de estudios.

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Unión Europea-Mercosur: si 20 años no es nada, 25 parece que tampoco

Durante 25 años se estudió la posibilidad de unir ambos mercados en un acuerdo comercial. En este cuarto de siglo, la población de ambos bloques sumados pasó de 600 millones a más de 770 millones. Es decir, casi 4 argentinas completas con todos sus habitantes. Las oportunidades comerciales se ampliaron. Pero también los recelos y dudas. Especialmente de los productores agrícolas y ganaderos de Europa, con Francia e Italia en primer lugar.

Alemania, el gigante industrial y tecnológico europeo es el más entusiasmado por el acuerdo: venderá tecnología y recibirá energía y alimentos más baratos. Pero Macron y Meloni tienen que cambiar con el desarrollo de las protestas en sus países que han llegado a Bruselas, el centro deliberativo de la Unión Europeo. Tractores, productos y agricultores tomaron las calles de la capital belga.

El acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur enfrenta un escollo político clave en Francia e Italia. Tanto Emmanuel Macron como Giorgia Meloni dejaron claro que, sin garantías concretas para proteger a sus agricultores, sus países no acompañarán la ratificación del tratado. La advertencia es explícita: si Bruselas no ofrece salvaguardas adicionales, París y Roma bloquearán el voto favorable.

carteles anti mercosur

"Nuestro fin. Nuestra hambre". Los carteles en tractores en Bruselas de las protestas contra el acuerdo con el Mercosur. (foto: Reuters)

Qué quieren Francia e Italia

En el caso de Francia, Macron exige cláusulas espejo obligatorias. Esto implica que los productos agropecuarios importados desde el Mercosur cumplan exactamente los mismos estándares ambientales, sanitarios y de bienestar animal que rigen para los productores europeos. El gobierno francés sostiene que no puede pedirse a sus agricultores mayores costos por normas ecológicas y, al mismo tiempo, permitir el ingreso de carne, soja o azúcar producidos con reglas más laxas.

Además, París reclama mecanismos automáticos de salvaguardia: si las importaciones generan una caída abrupta de precios o distorsionan el mercado interno, la UE debería poder frenar o limitar de inmediato esos ingresos.

Macron también pide cupos estrictos y revisables, especialmente para la carne vacuna y aviar, sectores considerados altamente sensibles, y un fondo de compensación europeo para los productores que sufran pérdidas directas por el acuerdo. Sin estas herramientas, el Elíseo considera que el impacto social y político en el campo francés sería inaceptable.

Italia comparte buena parte de esos reclamos. Meloni exige protección reforzada para los productos agrícolas estratégicos, en particular carne, arroz y azúcar, y garantías para las denominaciones de origen y la trazabilidad. Roma teme que una mayor competencia del Mercosur presione a la baja los precios y afecte a pequeños y medianos productores. Por eso, impulsa cláusulas de emergencia claras y de rápida aplicación, además de controles sanitarios más estrictos en frontera.

Tanto Francia como Italia coinciden en un punto central: sin compromisos jurídicamente vinculantes que equilibren la apertura comercial con la protección del agro europeo, no habrá luz verde al acuerdo. La pelota, ahora, está en el campo de la Comisión Europea. Luego de 25 años, el acuerdo va y viene de un lado a otro del océano Atlántico, pero nunca consigue amarrar firme y seguro. Por lo pronto, hasta marzo 2026, no habrá novedades.