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Trump recalienta la guerra arancelaria con su aliado regional, Canadá. (Foto: Casa Blanca)
Aranceles: del 25 al 50% "significa" mucho más que el doble
Donald Trump decidió recortar los gastos del Estado y para eso, copió la "motosierra" y la puso en manos de Elon Musk. Pero para impulsar la economía, con su "Make America Great Again" (Hacer nuevamente grande a los EE.UU.) tuvo una idea muy compleja y con resultados que, en pocos días, hacen temer por un estancamiento del comercio global y una posible recesión en su propio país.
Básicamente, Trump propuso un sistema de aranceles diferenciados para todos aquellos países con los que Estados Unidos tiene un déficit en la balanza comercial. Por eso entró también la Argentina en esa decisión. Nuestro país tiene años seguidos de saldo a favor de EE.UU., pero como el último año se dio al revés, Trump tomó ese dato solitario para aplicar aranceles al acero y aluminio argentino.
Pero con Canadá, su socio y aliado histórico, el panorama es mucho más complejo. La relación entre ambos países es de una cooperación absoluta. Tropas canadienses desembarcaron en Normandía en la trágica batalla en la II Guerra Mundial que inició el retroceso de los nazis en Europa occidental.
Comparten ser de las naciones más desarrolladas en el mundo a punto tal que están en el G7. Además, la frontera entre ambos países es solo un paso, la integración en enorme en todos los campos entre los Estados Unidos y Canadá. O era, hasta que llegó Trump.
Con su extremismo de derecha y su proteccionismo económico, eligió a sus dos vecinos como primeros objetivos. A México - de donde llega el "crimen organizado" que contamina a los EE.UU." según Trump - y Canadá, gobernado por un "progresista" como Justin Trudeau, un "enemigo ideológico" para el mandatario de Washington.
Trump usó la caída de Trudeau para decir que Canadá podría ser parte de los Estados Unidos. Con eso, no hizo más que potenciar en el país vecino al partido gobernante: el Liberal. Que no significa otra cosa que "progresista o socialdemócrata" para los sajones. Rápidamente, eligieron al sucesor de Trudeau. Se llama Mark Carney y tiene muchos puntos para oponerse al casi octogenario republicano. Tiene 59 años, o sea, 20 menos que Trump, una verdadera renovación política. Pero, además, es economista, con lo cual, tiene mejores armas - en teoría - para oponer a las trabas arancelarias de Trump.
Lo primero que dijo es que Estados Unidos ya no debe verse como un aliado, algo impensable. Pero Trump fue y vino con los aranceles nuevos. Dijo que para Canadá serían del 25%. Luego, las suspendió por un mes cuando hubo un acuerdo por el control de fentanilo que llega por la frontera norte a los Estados Unidos. También pospuso los aranceles cuando las tres principales fábricas automotrices de su país le dijeron que necesitan el aporte de materias que llegan desde Canadá.
Pero ahora, Trump mostró que va por todo. El arancel del aluminio y el acero, será no ya del 25, sino que trepará al 50%. Aunque los efectos pueden ser más grave que la mera multiplicación por dos del ratio anterior.
Mark Carney reaccionó rápidamente y con él, varios gobernadores canadienses. Dijo que está considerando dejar de proveer energía a los Estados Unidos. Así de directo y claro.
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Canadá es un gran exportador de mucha de la energía que consumen los Estados Unidos. Los aranceles de Trump pueden provocar un colapso. (Foto: Gentileza BBC)
La importancia de la energía canadiense en los Estados Unidos
Canadá es un exportador neto de electricidad a Estados Unidos y las redes energéticas de ambos países mantienen una alta interdependencia. Y los datos, si los asesores de Trump se lo recuerdan, son preocupantes para Washington.
- Estados Unidos y Canadá intercambian energía por valor de US$95.000 millones al año.
- Para algunos estados de la Unión americana, representa entre el 5% y el 15% de su PIB. (¿cómo reemplazar esa merma repentina?)
- EE.UU. importó 33,2 millones de megavatios-hora (MWh) de electricidad en 2024, de los cuales 27,2 millones provinieron de Canadá y el resto de México. Es el 81% de la energía que importan los Estados Unidos.
Ya el gobernador de Ontario, mantendrá el recargo del 25%, en la energía exportada a los vecinos del sur. Esto hará que las facturas de los norteamericanos tengan un aumento de 100 dólares por mes. Muchísimo.
Nueva York, Michigan y Minnesota son los principales receptores de electricidad canadiense. Dependen de ello para mantener la estabilidad de sus redes eléctricas. Resulta difícil imaginar que puede suceder si Nueva York, la "capital financiera del mundo", se queda sin energía para generar negocios.
Las empresas automotrices de EE.UU. hablan de un aumento de precios y como eso puede complicar tanto al mercado local como las exportaciones frente, por ejemplo, a los autos japoneses, coreanos y chinos en el mundo.
Como una paradoja, el apellido del gobernador de Ontario es Ford. Trump anunció llevar los aranceles al 50% tras la suba de los aranceles por la energía canadiense. Ford, no duda: "Si Estados Unidos aumenta las tarifas, no dudaré en cortar la electricidad por completo que va a ese país".