El gobierno de Joe Biden "postergó" el envío de más armas para Israel por una razón contundente: no quería que se usaran en el ataque que finalmente se produjo sobre la zona sur de la franja de Gaza para controlar el paso de Rafah.
El gobierno norteamericano presiona a Israel para que avance en la propuesta de cese del fuego con la Franja de Gaza en la que media Egipto. Estados Unidos no respalda la incursion israelí en la zona de Rafah.
El gobierno de Joe Biden "postergó" el envío de más armas para Israel por una razón contundente: no quería que se usaran en el ataque que finalmente se produjo sobre la zona sur de la franja de Gaza para controlar el paso de Rafah.
El presidente retuvo 1.800 bombas de 2.000 libras y 1.700 bombas de 500 libras para que no se emplearan en el ataque que se dio sobre esa zona de la franja en donde se hacinan 1,5 millones de gazatíes.
La Casa Blanca presiona al gobierno de Benjamín Netanyahu para que, de una buena vez, se siente seriamente a negociar la propuesta de alto el fuego en la que trabajan desde hace meses Egipto y Qatar.
Un escenario de alto el fuego sería un desafío adicional para Banjamín Netanyahu. Debería comenzar a explicar que pasó con las defensas el pasado 7 de octbure - durante el ataque de Hamas - y enfrentar las criticas internas y externas sobre la manera en la que lleva adelante una guerra de 7 meses en la que no logró ninguno de sus dos objetivos: no logró recuperar a los rehenes ni terminar con la estructura militar de Hamas.
La confirmación de la pausa armamentista se produjo pocas horas después de que Israel enviara tanques a la ciudad en el sur de Gaza. Estados Unidos quiere que Israel negocie plenamente la alternativa para un cese del fuego. Por el momento, tiene dos caras frente a la guerra con Hamas. Habla de la propuesta de paz, pero sigue atacando en el sur de la franja de Gaza. Dice que allí se concentra todavía el poder de fuego y de resistencia de Hamas.
Ese fue el objetivo central que anunció Netanyahu inmediatamente después del ataque terroristas sobre el territorio israelí: eliminar para siempre el poder militar de Hamas, el sector palestino que controla absolutamente la Franja de Gaza.
Pero ese plan se tradujo en el virtual aislamiento de los 2,5 millones de gazatíes, la mayoría, población civil, condenada a subsistir como pudo, porque la ayuda humanitaria exterior es más que limitada por la acción de las fuerzas israelíes y el bloqueo de todos los ingresos a Gaza.
Joe Biden adoptó con claridad la posición de que Israel no debería atacar Rafah. Primero se lo dijo el secretario de Estado Blinken a Netanyahu en persona. Este lunes, el presidente de Estados Unidos también declaró que Israel no debería continuar con sus ataque. Sin embargo, Netanyahu no hizo caso y decidió enviar tanques para controlar desde la Franja de Gaza, el paso de Rafah hacia Egipto.
Es por eso que se demoró el envió de la ayuda militar que israel siempre recibe de los Estados Unidos. Ahora, el esfuerzo de la Casa Blanca es para que no fracase la mediación de Egipto y Qatar. El cese de hostilidades debe llegar para Israel y Hamas.
La toma del cruce hacia Egipto, para completar el control de seguridad de Israel en las fronteras de toda la Franja Gaza, ha evitado, por ahora, una operación militar polémica y a gran escala en la propia Rafah, que está llena de civiles desplazados. Allí hay 1,5 millones de personas, cuando la población antes del conflicto era de 152.000 personas. Diez veces menos.
La paz en esa región del mundo es una necesidad imperosa. Pero para Benjamín Netanyahu, si se da, será un momento complejo.
Por ahora, sigue adelante con el apoyo natural de recibe un gobernante cuando su país está en guerra. Pero desde hace años, su grado de aceptación es muy malo, además de tener pendientes tres causas abiertas por corrupción. Si la paz trajera una crisis de gobierno, tal vez debería convocar a nuevas elecciones.
Y ese panorama, no le asegura en lo más mínimo que pueda retener el poder.