"Cuando no se roba, el dinero alcanza", fue su caballito de batalla en la campaña para romper el bipartidismo de 30 años en ese país. Prometió sanear la economía y dedicarse a luchar contra el crimen organizado que convirtió a El Salvador en un país muy violento en América Latina.
En materia económica, para intentar equilibrar las cuentas fiscales, Bukele convirtió a El Salvador en el primer país del mundo en aceptar a las criptomonedas como de circulación legal, pese a las recomendaciones en contrario del FMI, por ejemplo.
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En la megacárcel de Nayib Bukele hay más de 100.000 detenidos en apenas dos años (Foto: gentileza de The Economist).
El punto de inflexión para su popularidad fue cuando anunció la construcción de una megacárcel de máxima seguridad. El destino final para los integrantes del crimen organizado.
"El Salvador ha logrado pasar de ser el país más inseguro del mundo, al país más seguro de América”, dijo al poco tiempo de estar en funcionamiento el complejo para albergar a personas que pueden ir desde delitos urbanos considerados graves hasta ser condenados por terroristas. Su cárcel y la acción contra las pandillas le dio tal relevancia en América Latina, que otros presidentes anunciaron la intención de ir tras sus pasos, como el nuevo presidente ecuatoriano, Daniel Noboa.
Aunque su costado más negativo está en el aspecto institucional, comenzando con esta presentación para una reelección.
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Mensaje de Nayib Bukele en la campaña para las elecciones de este domingo (Foto: cuenta de "X" de Nayib Bukele).
Una artimaña "constitucional" para Bukele
La constitución salvadoreña no permite la reelección inmediata de un presidente. Pero esa definición le permitió a Bukele encontrar una "puerta legal" para poder presentarse nuevamente. La Carta Magna abre una zona gris si un presidente renuncia 6 meses antes de finalizar su mandato.
Nayib Bukele hizo eso. Renunció para poder dedicarse a la campaña para la reelección. Como lo hizo 6 meses antes, entiende que puede volver a presentarse. La oposición lo cuestiona, pero Bukele tiene un as en la manga: una de sus primeras medidas en el poder fue remover a la Corte Suprema. Designó nuevos integrantes que le aceptaron esa "interrupción" en su mandato para poder volver a presentarse.
Pero es cierto que su popularidad está en aumento y no corre riesgo su triunfo el próximo domingo. Queda el debate abierto sobre su modo de gestión, un populismo legitimado que juega al límite de lo constitucional.
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La principal crítica al presidente Bukele: una falta de apego a los valores del sistema democrático y la división de poderes (Foto: The Economist).
A propósito del fenómeno Bukele, The Economist publicó un artículo de tapa con un título que define el momento político de El Salvador. Dice así: "Nayib Bukele muestra cómo desmantelar a la democracia y seguir siendo popular".