El joven de 16 años blandió un hacha de dos manos contra su padre mientras este dormía en la casa familiar de Sussex. Luego atacó a su madre, quien se encontraba en una habitación separada. Ella se levantó al sentir la violencia descargada contra su esposo. Fue sobresaltada, pensando que era un robo y se encontró con su propio hijo, atacando a su padre y marido. Con el padre herido, se abalanzó sobre la mujer. Los dos quedaron muy malheridos y eso, aunque parezca irónico, fue lo que tal vez les salvó la vida. El joven, totalmente alienado, pensó que ambos estaban muertos con esos golpes iniciales y cesó en su ataque.
Pero no murieron. Les llevó muchos meses de pelear por su vida para reponerse. Ambos sufrieron lesiones graves: el padre sufrió 5 fracturas de cráneo y su esposa sufrió la amputación de parte de una oreja, además de casi morir desangrados.
El joven admitió el intento de asesinato de sus padres y se ordenó su detención en virtud de la Ley de Salud Mental vigente en Gran Bretaña. Sus dichos a los investigadores, comenzaron a dar sentido lo que estaba en su diario personal: el joven declaró a la policía que llevaba tiempo planeando matarlo. Tenía todo pensado en base a la rutina diaria en el hogar.
El adolescente se quedó mirando la televisión esperando que sucediera lo de todos los días: sus padres se iban a dormir antes que él. Cuando estimó que había pasado un tiempo suficiente fue a ambas habitaciones. Primero lanzó su feroz ataque con el hacha contra su padre. Cuando irrumpió la madre ante los ruidos, se dirigió rápidamente hacia ella.
El muchacho primero atacó a su padre en la oscuridad, sin saber dónde lo había golpeado. El hombre, gravemente herido, gritó de dolor. El adolescente se encontró con su madre de pie y la golpeó con el hacha, derribándola al suelo. Pensó que ese solo golpe (le cercenó una oreja) había sido suficiente.
Ambos padres fueron trasladados de urgencia a un hospital local. El padre sufrió seis heridas de hacha en la cara y la cabeza, cinco fracturas de cráneo, una hemorragia cerebral y fragmentos óseos incrustados en el cerebro. También presentaba un dedo roto y heridas defensivas en los brazos. La madre tenía la oreja izquierda parcialmente seccionada, un corte en la mejilla, así como profundas laceraciones en el brazo derecho y el muslo.
Un motivo sorprendente para semejante crueldad
El tribunal escuchó que el adolescente había padecido acoso escolar persistente y que no quería volver a clases. En su declaración policial, dijo que planeaba suicidarse y que había intentado matar a sus padres para que no sufrieran por su muerte.
Es decir, como su vida era insoportable por el mal trato en la escuela, pensó en matar a sus padres para que no lo vieran a él tras suicidarse. Por supuesto, fue internado como dijimos en el sistema juvenil con graves problemas que contempla la legislación Británica. Por lo tanto, tras los estudios médicos, el joven fue diagnosticado con autismo y un trastorno depresivo.
Pese a todo lo sucedido, ambos padres estuvieron presentes junto a familiares y expresaron su amor y apoyo incondicional hacia su hijo, quien siguió la sesión desde un hospital especializado.
La jueza que presidió el caso en el tribunal, determinó que deberá pasar varios años en ese centro de rehabilitación y tratamiento oficial. Sus padres tendrán horarios de visita amplios, siempre estarán acompañados por el servicio de guardia obligatorio.