El letrado también señaló que la defensa indaga sobre los antiguos habitantes de la casa, entre ellos “una familia alemana de apellido Kennedy”. En cuanto a las personas vinculadas directamente a la víctima, Díaz fue contundente: “La primera persona que sospecharía sería la última que lo vio con vida”.
Además, Martín Díaz sostuvo que existen dos certezas en este caso. El momento del entierro: el cuerpo habría sido sepultado el mismo día del homicidio o poco después y destacó la autoría individual: “La persona que actuó, actuó sola, no hubo un grupo asistiendo”, remarcó.
La defensa considera que estas certezas podrían ser clave para reconstruir la cronología y determinar responsabilidades, especialmente si se logra probar que Graf no tuvo vínculo con esos hechos.
Disposición a declarar
El abogado adelantó que su cliente está dispuesto a declarar. También lo harían otros integrantes de la familia con acceso a la vivienda en aquella época: su madre, su tía y su hermana.
Según Díaz, la cooperación total de los allegados busca demostrar que no existió un pacto de silencio. Además, subrayó que Cristian Graf no recuerda con precisión qué hacía el 26 de julio de 1984, día en que Fernández Lima fue visto por última vez.
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El abogado de Cristian Graf asegura que su defendido desconocía la presencia del cuerpo enterrado en la casa.
Lo único que pudo relatar es que “ese año estaba en tercer año, para esa época iba al grupo de los Boy Scouts, participaba en un club cercano para jugar básquet y tenía dos amigos en ese grupo”.
El perfil de Cristian Graf
Cristian Graf, hoy de 56 años, enfrenta una acusación grave: muerte violenta e intento de descuartizamiento de Diego Fernández Lima, su excompañero de la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36. Ambos eran amigos desde el preescolar.
El hallazgo de los restos humanos en la propiedad familiar fortaleció las sospechas de la fiscalía. Ese inmueble, ubicado junto a la casa donde vivió el músico Gustavo Cerati, es habitado actualmente por la madre de Graf. Él, según los registros, nunca se mudó del barrio.
El hallazgo que reabrió viejas heridas
El descubrimiento de los restos de Fernández Lima se produjo tras más de 40 años de silencio. Las tareas de excavación revelaron que el cuerpo estaba enterrado en una zona poco transitada del terreno.
Vecinos relataron que la familia Graf vivió allí sin sospechar —al menos públicamente— de lo que yacía bajo el suelo. El caso, congelado durante décadas, se reactivó gracias a nuevas pruebas periciales y testimonios que llevaron a la Policía Científica a inspeccionar el lugar.
La relación entre Fernández Lima y Graf se remonta a la infancia. Compartieron años de estudio y actividades extracurriculares. Sin embargo, la fiscalía sospecha que un conflicto personal pudo haber derivado en el homicidio.
La defensa, en cambio, intenta demostrar que la amistad no tuvo un quiebre violento y que no hay pruebas directas que vinculen a Graf con la desaparición.