Por primera vez, se conocieron imágenes de la escena del crimen de Roberto Wolfenson en el country La Delfina, de Pilar. El registro fue dado a conocer por el canal de noticias A24 y allí se ve la habitación donde fue asesinado el ingeniero.
El ingeniero fue encontrado sin vida en su casa de La Delfina hace un mes. Al principio, los investigadores creyeron que se trataba de una muerte natural, pero la causa dio un giro inesperado.
Por primera vez, se conocieron imágenes de la escena del crimen de Roberto Wolfenson en el country La Delfina, de Pilar. El registro fue dado a conocer por el canal de noticias A24 y allí se ve la habitación donde fue asesinado el ingeniero.
Este domingo se realizó un allanamiento en la casa del encargado de la portería 2 de La Delfina, identificado como José Jara. Si bien no fue arrestado, está bajo investigación y se le secuestraron cuatro celulares, un CPU y una tablet. El allanamiento se realizó en una vivienda del barrio Monterrey, de Derqui.
De acuerdo con el sitio Pilar Diario, los investigadores posaron su interés sobre Jara ya que fue él quien le había recomendado a Wolfenson a Rosalía Soledad Panigua, la empleada que por el momento es la única detenida del caso.
A casi un mes del crimen de Wolfenson, la causa dio un giro inesperado con la detención de Paniagua, la empleada doméstica que trabajaba en la vivienda, tras el descubrimiento de un elemento incriminatorio.
La mujer fue aprehendida en su domicilio por la DDI de Pilar luego de un allanamiento que se prolongó por más de dos horas en la medianoche. Durante el procedimiento, se incautó un parlante bluetooth rojo que fue reconocido por la viuda de la víctima como propiedad de la casa.
El crimen ocurrió en el country La Delfina, de Pilar. Lo que comenzó como un día común para Wolfenson pronto se convirtió en una escena digna de una novela policial, con tintes que recuerdan al asesinato de María Marta García Belsunce.
Ese día, en una típica rutina casera, la empleada doméstica de Wolfenson dejó la residencia después de recibir instrucciones de su jefe para preparar el cuarto de invitados, ya que una persona se iba a instalar en la casa.
El viernes siguiente, el profesor de piano de Wolfenson llegó a las 17 para tener una clase con el jubilado. Sin embargo, se encontró con la puerta del inmueble cerrada y la falta de respuesta a sus llamadas. Ante esto, decidió alertar a los guardias del country.
Con un mal presentimiento, juntos, decidieron ingresar por la puerta de servicio de la residencia. Una vez dentro, se toparon con el horror: el cuerpo inerte de Roberto Wolfenson yacía en el suelo de la habitación de invitados.
Al igual que en el caso de María Marta García Belsunce, el primer médico que arribó al lugar atribuyó la muerte a causas naturales, específicamente a una insuficiencia cardíaca.
Sin embargo, poco después, la autopsia pedida por el fiscal de la causa reveló la verdadera naturaleza de la tragedia: Wolfenson presentaba signos de estrangulamiento con una tanza, además de lesiones defensivas en las manos y una herida en la nuca. Los objetos de valor permanecían intactos, descartando cualquier motivación económica para el crimen.
Uno de los datos destacados es que Paniagua había comenzado a trabajar poco más de un mes antes del homicidio como reemplazo de la empleada titular. Curiosamente, su reemplazo finalizaba el mismo día del asesinato.
Si bien el hallazgo del parlante Bluetooth aporta a la investigación, no es el único indicio que maneja el fiscal Germán Camafreitas. En el expediente se incluyen pruebas como cámaras de seguridad, rastreo de teléfonos y comunicaciones que complican aún más la situación de la empleada.