La mañana del 26 de noviembre de 2020, la vida de Melissa Chávez, una niña de 12 años, terminó de manera abrupta. La noticia de su impactante muerte estremeció a Coquimbo, Chile, y dejó al país entero en estado de conmoción.
En noviembre de 2020, la vida de Melissa Chávez terminó de manera violenta y cruel. La noticia de su muerte estremeció a Chile.
La mañana del 26 de noviembre de 2020, la vida de Melissa Chávez, una niña de 12 años, terminó de manera abrupta. La noticia de su impactante muerte estremeció a Coquimbo, Chile, y dejó al país entero en estado de conmoción.
La primera impresión fue que la preadolescente había fallecido por inhalación de humo tras un incendio en su hogar, pero con el avance de las investigaciones, la verdad reveló un acto atroz perpetrado por las mismas personas que debían protegerla.
Mirta Ardiles, madre de Melissa, se mostró inicialmente devastada frente a las cámaras, pidiendo justicia por la muerte de su hija. "¿Quién pudo haberle hecho tanto daño a mi niña?", clamaba ante los medios, con su voz quebrada por el dolor aparente.
Sin embargo, tras una serie de peritajes y análisis forenses, quedó claro que no fue un intruso ni un accidente lo que terminó con la vida de Melissa. La culpable estaba mucho más cerca de lo que nadie imaginaba.
Los antecedentes familiares ya mostraban un entorno lleno de tensión y sufrimiento. Desde temprana edad, Melissa había sido víctima de abusos por parte de Luis Santander, pareja de su madre.
En 2014, la niña confió en una hermana y luego en su madre sobre estos episodios, lo que llevó a una denuncia y a la pérdida temporal de la custodia de Melissa por parte de Mirta.
Sin embargo, en un giro inesperado y sin la intervención adecuada de las autoridades, la niña fue devuelta a su madre en 2016, quien volvió a convivir con Luis, desoyendo las órdenes judiciales y retractándose de las acusaciones.
De acuerdo con el sitio Historia Criminal, en el fatídico noviembre de 2020, Melissa fue atacada de manera brutal. Tras un nuevo abuso por parte de Luis, Mirta, consumida por los celos y la frustración, apuñaló a su hija en su propia cama, causándole once heridas punzantes.
Luego, intentó borrar todo rastro del crimen prendiendo fuego a la habitación de la joven. Melissa agonizó durante una hora, mientras su madre se marchaba tranquilamente a una cita odontológica, dejando que las llamas cubrieran la escena del horror.
La autopsia mostró la magnitud del sufrimiento que Melissa soportó. Además de los golpes y heridas, el informe confirmó abuso sexual reciente, lo que sumó aún más dolor a la tragedia.
Las pruebas forenses fueron concluyentes: el arma utilizada tenía rastros de ADN de la niña y de su madre, sellando la culpabilidad de Mirta en un crimen que dejó una marca indeleble en la comunidad.
Mirta fue detenida en febrero de 2021 y, en mayo de 2023, fue condenada a 33 años de prisión por homicidio e incendio consumado. Luis Santander, por su parte, fue condenado a 10 años de cárcel por abuso sexual reiterado.