La fiscalía, encabezada por el fiscal Nicolás Gambini, dio un paso inesperado al calificar el objeto utilizado como un arma. En su argumentación, Gambini sostuvo que el repasador, pese a ser un utensilio doméstico, adquirió una “alta potencialidad ofensiva” al ser usado para obstruir las vías respiratorias de la víctima, generándole asfixia y un peligro concreto para su vida.
“El elemento fue empleado para neutralizar a la víctima y provocarle un temor real por su integridad. No fue un simple objeto: en este contexto, se transformó en un arma”, explicó el fiscal en la elevación a juicio, según publicó el diario La Voz.
El ataque no terminó allí. Tras reducir a la mujer, el agresor revolvió la vivienda en busca de dinero y objetos de valor. Finalmente, se llevó una cadenita de oro que la víctima llevaba puesta. Como consecuencia de la agresión, la jubilada sufrió la fractura de cuatro costillas y múltiples hematomas. Requirió varios días de recuperación y seguimiento médico.
La Policía intervino para detener al sospechoso
La rápida intervención policial fue clave para capturar al sospechoso. Testigos que circulaban por la zona alertaron haber visto a un joven huyendo de la casa minutos después del hecho. Con esa información, la policía local activó un “operativo cerrojo” que permitió la detención de Mamondes en la terminal de ómnibus de Noetinger. El joven, que intentaba abandonar la ciudad, llevaba en su mochila la cadenita de la víctima y una remera roja húmeda que coincidía con la descripción de los testigos.
La causa fue caratulada como “robo calificado por el uso de arma”, una figura legal que podría derivar en una condena de entre 5 y 15 años de prisión. La defensa de Mamondes, por su parte, buscará discutir en el juicio si efectivamente puede considerarse al repasador como un arma bajo los términos del Código Penal.
El proceso judicial se llevará adelante en la Cámara del Crimen de Bell Ville en las próximas semanas. Mientras tanto, el acusado permanece detenido con prisión preventiva.