En otro tramo de su relato, el padre de Lian mencionó un primer encuentro con la fiscal federal Virginia Carmona, de Bell Ville, quien interviene en el expediente. Según su testimonio, Carmona lo presionó al afirmar que si no decía la verdad lo someterían a un detector de mentiras.
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"Nosotros no nos vamos a callar, no nos vamos a rendir", concluyó Elías, en una jornada marcada por el pedido de justicia y el temor a que el paso del tiempo diluya la causa.
Una búsqueda que se fue apagando
El despliegue inicial tras la desaparición de Lian Gael Flores fue amplio y sostenido. En los primeros días, se movilizaron fuerzas provinciales y federales, se utilizaron drones, perros entrenados y se rastrillaron campos de la zona. Pero con el correr de las semanas, la intensidad del operativo comenzó a disminuir.
"Ya no hay el despliegue de antes", admitió Elías Flores, padre del menor, al ser consultado por el estado actual de la investigación. Lo que comenzó como una búsqueda en terreno, coordinada y visible, parece haberse transformado en una serie de trámites judiciales que, según él, no han dado frutos.
El temor de la familia es que el caso se diluya en el tiempo. Por eso, cada declaración pública de Elías busca evitar el olvido y presionar para que las autoridades mantengan activa la investigación.
El día en que todo cambió
El último registro de Lian Flores data del 25 de febrero de 2024. Aquella tarde, el niño desapareció mientras su padre dormía la siesta, luego del almuerzo. No se hallaron signos de violencia, ni indicios claros que permitieran reconstruir qué ocurrió o hacia dónde pudo haberse dirigido.
Desde ese momento, comenzó una búsqueda cargada de incertidumbre. A pesar de los rastrillajes y los numerosos testimonios recolectados, no surgió hasta ahora ninguna pista firme. Con el paso del tiempo, la hipótesis de un rapto fue cobrando mayor fuerza.