La localidad misionera de Puerto Iguazú quedó sacudida este fin de semana tras la detención de Jonatan F., de 26 años, acusado de abusar sexualmente de sus dos hijastras, de 11 y 15 años, y de haber grabado los ataques con su teléfono celular.
Años de silencio se rompieron de golpe y todo salió a la luz. La Justicia intenta reconstruir lo ocurrido puertas adentro de una casa familiar.
La localidad misionera de Puerto Iguazú quedó sacudida este fin de semana tras la detención de Jonatan F., de 26 años, acusado de abusar sexualmente de sus dos hijastras, de 11 y 15 años, y de haber grabado los ataques con su teléfono celular.
La denuncia fue presentada el pasado 8 de agosto por la madre de las menores, quien relató ante la Policía lo que sus hijas le habían confesado: que su padrastro las sometía a abusos sexuales desde hacía aproximadamente cuatro años.
Según el relato de las víctimas, los hechos ocurrían de manera reiterada y el acusado las amenazaba de muerte para que no contaran nada. Además, habría registrado las agresiones con su celular.
Tras enterarse de la denuncia, el sospechoso huyó de la ciudad cruzando hacia Paraguay por un paso clandestino, lo que dificultó las tareas de la Justicia para ubicarlo.
Sin embargo, casi veinte días después de la denuncia, la Policía obtuvo información clave: el hombre había regresado a la ciudad misionera. Con esos datos, agentes de la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional V montaron un operativo que culminó el domingo con su detención en el barrio San Juan de Puerto Iguazú.
En el procedimiento también se le secuestró un teléfono celular, que ahora será sometido a peritajes para determinar si allí se almacenan videos de los abusos denunciados.
El detenido quedó a disposición del Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, a cargo del juez Martín Brites, quien ordenó su prisión preventiva.
El magistrado también dispuso una serie de medidas judiciales y periciales para avanzar en la causa, entre ellas: la declaración indagatoria del acusado; peritajes al celular secuestrado; la realización de Cámara Gesell a las menores, una instancia clave para garantizar que puedan declarar en un entorno protegido y sin revictimización; y el acompañamiento psicológico a las niñas y a su madre, en el marco del proceso judicial.
La madre de las víctimas relató que nunca había sospechado lo que ocurría puertas adentro de su hogar. El horror salió a la luz cuando sus hijas, en medio de la angustia, se animaron a contar lo que padecían desde hacía años.
Ese testimonio fue suficiente para que la mujer acudiera a la comisaría y denunciara a su expareja, dando inicio a la investigación.
La causa ahora avanza bajo la figura de “abuso sexual reiterado con acceso carnal agravado por el vínculo y por la situación de convivencia”, un delito que contempla severas penas en el Código Penal argentino.
En los próximos días, el juez Brites tomará declaración indagatoria a Jonatan F., mientras los peritos analizan el material incautado. La investigación buscará determinar la magnitud de los hechos y, sobre todo, garantizar la protección de las menores.
El caso vuelve a poner en agenda la necesidad de reforzar las políticas de prevención de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, así como de fortalecer los mecanismos de denuncia y acompañamiento en contextos familiares.