1. La invitación que armó la trampa
Según González Guerrero, dos días antes del hecho alguien identificado por ella como “Julio” (Pequeño J) se comunicó con su pareja, Miguel Ángel Villanueva Silva, para pedir permiso para usar la casa “porque quería hacer una fiesta con amigas”.
En la narración de la detenida, el mismo viernes a las 21 horas Julio volvió a llamar y pidió que le abrieran el portón. “Ingresó una Chevrolet Tracker blanca con las tres chicas y tres hombres”, dijo la mujer. Relató además que, al descender, Víctor Sotacuro -apodado "Duro"- se bajó y le entregó 1.000 dólares en la mano.
2. Quiénes estaban en la casa: nombres y descripciones
Celeste González Guerrero identificó a varias personas que, según ella, estuvieron en el domicilio antes y durante el hecho. Entre los mencionados figuran: Matías Ozorio (ladero de Pequeño J), apodados “Paco” y “Nero”, y el propio Víctor Sotacuro. También reconoció en fotos a David Gustavo Morales Huamaní, conocido como “el Loco David”, como uno de los hombres que llevaba guantes de látex.
Describió además a un tercero como “de tez blanca, canoso y con una pistola Glock en la mano”.
3. La música, el pozo y la tierra removida
La joven contó que unos días antes de la llegada de las jóvenes, en la vivienda se escuchaba música a todo volumen y que varios hombres cavaron un pozo en el fondo. Según su relato, los que cavaron fueron precisamente Ozorio, “Paco” y “Nero”.
“Removieron la tierra escuchando música. Recién apagaron el parlante cuando llegaron las tres víctimas”, declaró.
Esa versión coincide con la escena peritada por la Policía Científica: un pozo en el patio donde aparecieron los cuerpos y restos de tareas de limpieza y ocultamiento.
4. La venta de droga desde la casa
Celeste admitió ante el fiscal que en el domicilio se comercializaba cocaína. Dijo que Ozorio le traía la droga, que rondaba entre 100 y 120 envoltorios por día, y que los paquetes se valuaban en montos considerables. También afirmó que parte de la droga provenía de un departamento vinculado a Julio (Pequeño J) en el barrio de Pompeya.
Ese dato, si se ratifica con seguimientos bancarios o testimonios complementarios, fortalece la línea de trabajo que maneja la fiscalía sobre vínculos narco alrededor del homicidio.
5. Tres hombres en la oscuridad: descripción de los agresores
Al relatar su salida de la casa momentos antes de los hechos, la mujer dijo que vio a tres hombres con guantes de látex blancos sentados en el living, con las luces apagadas. A la hora de hacer reconocimientos fotográficos, identificó a David Morales Huamaní (Loco David) como uno de ellos.
Describió a los otros dos como “uno muy alto y flaco” y “otro medio gordito de 1,60 m”. Esa imagen de hombres ataviados con guantes coincide con la hipótesis de que los agresores intentaron no dejar huellas y actuaron con premeditación.
6. El regreso manchado: el relato de la sangre en la mano
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Lara, Morena y Brenda, las tres víctimas fatales del triple crimen de Florencio Varela.
En una de las partes más crudas de su declaración, González Guerrero contó cómo volvió a la casa a las 4 de la mañana y vio que su pareja, Villanueva Silva, tenía una mano ensangrentada. Según lo que le dijo él mismo -relató la mujer-, “una de las chicas quiso escapar” y él la mató con un destornillador; al advertir que seguía con vida, habría buscado un hierro y le aplastó la cara.
Esa admisión, que la imputada atribuye a su pareja, constituye una declaración grave que la fiscalía deberá corroborar con peritajes y con el cruce de testimonios de otros detenidos.
7. Provisión de nafta y el intento de borrar rastros
González Guerrero afirmó que, después de que los supuestos sicarios abandonaron la casa, fueron a comprar bidones de nafta (unos 20 litros) a una estación de servicio cercana. Según dijo, lo hicieron porque “los chicos de ahí siempre nos compran droga” y porque necesitaban el combustible. Esa explicación es coherente con los indicios que mostraron peritos sobre restos de combustible en el lugar y el intento de incendiar o limpiar la escena.
8. Dinero, pago y destinatario final
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"Pequeño J" está detenido en Perú y es investigado por el triple crimen de Florencio Varela. Debe ser extraditado a la Argentina.
En su exposición la mujer señaló que, en su versión, el dinero que circuló por el hecho -un millón de dólares, según algunos testimonios- habría ido a Pequeño J, que aparece en la declaración como el presunto ideólogo. Ella, en cambio, dijo que su pareja no recibió pago alguno por lo ocurrido.
La fiscalía deberá ahora cotejar movimientos de dinero, registros bancarios y otros indicios que determinen si hubo una operatoria económica vinculada con la ejecución del crimen.
9. Cambio de estrategia: la detenida pidió ampliar su indagatoria
Tras prestar declaración, Celeste solicitó ampliar su indagatoria, lo que el fiscal aceptó. Esa modificación en su postura -romper el silencio y luego pedir seguir aportando datos- podría obedecer a la búsqueda de una figura colaboradora o a la intención de diferenciar su grado de participación respecto de otros detenidos.
10. Qué representa esta declaración para la investigación
La testimonio de la dueña de la casa aporta detalles operativos (quiénes cavaron, cómo ingresaron las víctimas, el uso de la casa para venta de drogas, el rol de cada uno de los sospechosos) que coinciden en varios puntos con el material que la fiscalía ya tiene: cámaras, peritajes, testimonios previos y hallazgos en la escena. Sin embargo, es clave señalar que las declaraciones aún deben ser corroboradas con pruebas forenses, pericias telefónicas y documentación.
En términos procesales, la Fiscalía de La Matanza considera estos aportes como piezas que permiten robustecer la hipótesis de engaño, tortura y homicidio agravado con participación de una organización -presuntamente vinculada al narcotráfico. Pero el juzgamiento final dependerá del conjunto probatorio.