Otra residente contó que Luna pedía las grabaciones de las cámaras de seguridad para controlar si su expareja rondaba la zona. “Vivía con miedo. Sacaba al nene al patio cinco minutos y lo metía rápido. No dormía tranquila”, agregó.
El barrio entero conocía la situación. “Todos sabíamos que algo podía pasar. Él venía, trepaba las paredes, espiaba desde el techo. La policía vino muchas veces, pero no lo frenaron nunca”, relató un vecino cuya casa está al lado del domicilio de las víctimas.
El sábado del horror: dos asesinatos y un nene de 5 años secuestrado
El sábado por la mañana, Laurta irrumpió en la vivienda ubicada en la calle San Pedro de Toyos. Según las pericias, disparó al menos cinco veces con un arma de fuego calibre 9 mm, asesinando primero a Luna en su dormitorio y luego a Mariel, que habría intentado defenderla desde el patio.
“Escuchamos dos explosiones. Pensamos que eran petardos, pero después vimos humo. Él salió caminando con el nene de la mano, tranquilo, como si nada hubiera pasado”, contó Juan, un testigo que pidió reserva de identidad.
Minutos después, tomó un taxi con su hijo Pedro, quien probablemente había presenciado los asesinatos. El conductor lo llevó hasta la Terminal de Ómnibus de Córdoba, sin sospechar que transportaba a un prófugo.
La pistola 9 mm fue hallada en un descampado a pocas cuadras, y las cámaras de seguridad captaron al acusado escapando con el niño.
El operativo y la captura de Pablo Laurta en Entre Ríos
La Fiscalía de Violencia Familiar y de Género, a cargo de Eugenia Pérez Moreno, activó la Alerta Sofía, un protocolo nacional para búsqueda urgente de menores. El rostro del pequeño Pedro fue difundido en todo el país.
El trabajo conjunto entre las policías de Córdoba y Entre Ríos permitió rastrear el teléfono celular de Laurta, que lo ubicó en Gualeguaychú. Un cerrojo policial fue desplegado alrededor del Hotel Berlín, donde dos efectivos de civil lo sorprendieron mientras desayunaba con el niño.
La escena del arresto fue tan sorpresiva como reveladora: Laurta no opuso resistencia, pero al ser reducido se descompensó. Pedro, en cambio, corrió asustado hacia una oficial que lo abrazó y lo contuvo. La imagen recorrió el país como símbolo del alivio tras dos días de angustia.
Un femicida con vínculos oscuros y nuevas líneas de investigación
Femicidio, auto, detenido, nene Córdoba
Las autoridades confirmaron que Laurta tenía ciudadanía uruguaya y vínculos con grupos antifeministas, entre ellos la página “Varones Unidos”. Además, participaba de una iglesia evangélica llamada Nuevo Amanecer con Jesús, cuya sede cordobesa -a solo cuatro cuadras del crimen- fue escenario, horas después, de un incendio que provocó la muerte de dos niñas uruguayas.
Aunque no hay pruebas directas que lo vinculen al siniestro, los investigadores sospechan que Laurta podría haber estado allí antes de cometer el doble femicidio, aprovechando la presencia de compatriotas para esconderse.
Pero no es el único crimen bajo análisis. El fiscal Gerardo Reyes, del Fuero de Violencia Familiar, investiga si Laurta también tuvo relación con la desaparición del chofer Martín Palacios (49), un remisero de Entre Ríos que habría sido contratado por el acusado para viajar a Córdoba.
El auto de Palacios, un Toyota Corolla blanco, fue hallado totalmente calcinado en un descampado de Villa Retiro, la misma zona donde se movió Laurta antes del ataque.
“Creemos que usó el auto para llegar a Córdoba y luego lo incendió para borrar pruebas”, explicó una fuente judicial. Hasta el momento, el conductor sigue desaparecido.
La voz del barrio: “Luna pidió ayuda, pero nadie la escuchó”
Los testimonios de Villa Rivera Indarte son coincidentes: Luna había pedido ayuda en reiteradas ocasiones. Dos días antes del crimen, una vecina la vio llorando, temblorosa, pidiendo prestado un teléfono para comunicarse con tribunales.
“Estaba desesperada, decía que lo había visto rondar otra vez. Nunca mandaron custodia. Esa nena vivía sentenciada”, dijo una amiga de la víctima.
El miedo también se apoderó de los vecinos tras el ataque. “Todos sabíamos que ese tipo iba a hacer algo, pero no imaginábamos esto. Era violento, obsesivo. No podía aceptar que ella lo había dejado”, contó otra mujer.
Una vida marcada por el terror de un nuevo ataque
Nene rescatado de su padre tras el doble femicidio
Una efectivo de la Policía le dio consuelo al nene de 5 años mientras detenían a su padre, principal sospechoso de su mamá Luna y de su abuela Mariel.
Luna Giardina estudiaba Agronomía y vendía tejidos y empanadas para mantener a su hijo. Su madre, Mariel, la ayudaba con los cuidados del niño. Ambas habían reconstruido su vida tras escapar de Uruguay, pero la violencia las alcanzó otra vez.
Los investigadores sostienen que el ataque fue premeditado. Laurta habría viajado desde Entre Ríos a Córdoba con el arma, planeando reencontrarse con su expareja bajo la excusa de ver a su hijo.
El contexto de violencia previa —con denuncias formales y un botón antipánico activo— será clave en el proceso judicial. El fiscal Reyes ordenó peritajes psiquiátricos para evaluar la imputabilidad del detenido y determinar si actuó con premeditación.
Mientras tanto, el niño permanece bajo protección judicial, asistido por un equipo interdisciplinario de contención psicológica.
El futuro de la causa
Pablo Laurta será trasladado al penal de Bouwer, donde quedará alojado bajo un estricto régimen de vigilancia. La fiscalía prevé acusarlo de doble homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género, delitos que contemplan prisión perpetua.
Además, la Justicia analiza si se sumarán cargos por secuestro, ocultamiento de pruebas y homicidio conexo, en caso de comprobarse su implicación en los otros hechos.
El caso, que ya tiene repercusión internacional, expuso una vez más la vulnerabilidad del sistema de protección a víctimas de violencia familiar y la necesidad de reforzar los mecanismos de prevención.