OPINIÓN

Alberto Fernández "ordenó lo que tenía que ordenar": saca algunos de los "funcionarios que no funcionan" y pone a la vieja guardia de Néstor Kirchner

En 48 horas cayó la resistencia albertista y Cristina volvió a poner las cosas "en su lugar". La figura presidencial queda fuertemente debilitada. ¿Por qué?
Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
Cristina y Alberto  (Foto: archivo)

Cristina y Alberto  (Foto: archivo)

Alberto Fernández perdió. Durante toda la jornada del viernes, iban y venían personas a su despacho, dirigentes, ministros, gobernadores. Uno atrás del otro. Había muchas dudas y pocas certezas. La mayor coincidencia era que se iban a ir las dos cabezas de las dos facciones enfrentadas: Cafiero por Alberto; Wado de Pedro por Cristina.

Pero Alberto volvió a sorprender. Se confirmaron los nuevos (y viejos) nombres en el Gabinete. Cafiero se fue de la Jefatura de Gabinete (aunque se queda en Cacillería) y Wado se quedó. De los cristinistas que “pusieron a disposición la renuncia” solo se fue Roberto Salvarezza, de Ciencia y Tecnología; cargo menor.

Todos los demás se quedaron con Wado a la cabeza: Raverta, Luana Volnovich, Cabandié, Sabbatella, Victoria Donda…

Alberto entregó a otros ministros cuestionados por Cristina. Salvo en Economía, no quedó ninguno de los funcionarios que no funcionan. Aunque a Guzmán, según transcendió, la vicepresidenta lo "bancaba". O por lo menos hizo saber que no pedía su cabeza. No era momento de tocar al interlocutor con el FMI.

Cafiero, pasó a Relaciones exteriores.

Voló Felipe Solá, el canciller que no sabía idiomas. ¿En qué lengua hablará Cafiero?

Voló Sabina Frederic. Ganó Sergio Berni. Entra Aníbal Fernández que ya había ocupado ese lugar entre 2007 y 2009. Fue el inventor de que la inseguridad es una “sensación”. También dijo que en la Argentina había menos pobres que en Alemania.

Vuelve Julián Domínguez al ministerio de Agricultura. Había llegado en medio de la guerra con el campo de 2009, aunque no tuvo éxito en mejorar las relaciones con el sector. No le dio para gobernador en 2015, no le dio para reconstruir el peronismo con Randazzo en 2017. Hombre de diálogo. ¿Tendrá algo nuevo para aportar?

Voló Nicolás Trotta, el hombre más desautorizado del Gabinete. Defendía la presencialidad en las clases y Alberto lo sorprendió con el cierre de clases. Defendía el cierre y Axel Kicillof lo sorprendió con la apertura. Hombre de Víctor Santa María, líder del sindicato de encargados de edificios, es otra derrota para el peronismo porteño que pierde un jugador clave. En su lugar quedó Jaime Perzyck.

Voló Juan Pablo Biondi. Era el secretario de Medios, vocero, confidente, amigo de Alberto. Casi no hay fotos de Alberto en situaciones informales en que él no esté. Incluso, se dice, podría haber sido el que sacó la foto del cumpleaños de Fabiola. ¡Imposible que sea verdad! Pero la gente es mala y comenta…

Juan Manzur, nuevo Jefe de Gabinete, podría ser considerado un hombre de Alberto. Tuvo muchos problemas con Cristina y fue su anfitrión en Tucumán a los pocos días de la asunción del Presidente. Desde ahí Alberto dijo que iba a gobernar junto a los 24 gobernadores. Todo sería perfecto, si no fuera por un detalle: Cristina lo primereó diciendo que fue idea de ella. De ahí para abajo, todo lo que haga Manzur sonará a cristinismo.

En el medio Alberto sufrió varios rechazos. El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, no podía dejar la provincia en manos de Florencia López que no es de su riñón; Sergió Uñac (de San Juan) le ofrecieron Interior pero dijo que no porque no le dejaban armar sus estructuras. Hubo otros.

Alberto quedó solo, atrapado, entre la espada y la pared. Solo logró negociar a sus dos torres económicas. Ni Martín Guzmán ni Matías Kulfas se van a ir del gabinete, como pedía el kirchnerismo. Aunque seguramente tendrán que hacer concesiones. También siguen Claudio Moroni (trabajo) y Matías Lammens (Turismo)

Si se logra el acuerdo con el Fondo Monetario y la economía repunta, podrá quedarse con una parte del mérito. En el mientras tanto, la figura presidencial queda fuertemente debilitada.

Su vicepresidenta le forzó un cambio de gabinete en el que solo se fueron los de él, los de Alberto. Los de Cristina quedaron todos, incluyendo al jefe de la rebelión: Wado de Pedro, el hombre que le manejaba la relación con las provincias, le renunció por los medios y ahora vuelve a estar a su lado, en la Casa Rosada.

La resistencia albertista duró poco. En apenas 48 horas Cristina puso las cosas en su lugar. Aunque esto recién empieza.