Alberto quiere tener su "Feliz Navidad": equilibrios en el Frente de Todos y los dilemas de la economía

Mariano Obarrio
por Mariano Obarrio |
Alberto quiere tener su Feliz Navidad: equilibrios en el Frente de Todos y los dilemas de la economía

Luego de las tensiones de las idas y venidas de las vacunas Sputnik V y Pfizer contra el coronavirus, el presidente Alberto Fernández termina el año con tres preocupaciones sobresalientes para 2021: cómo resolver los conflictos con la vicepresidenta Cristina Kirchner, que resiente al Frente de Todos; organizar el relanzamiento de su gobierno en marzo con cambios y tal vez reducción de ministerios, y frenar la suba descontrolada de precios, especialmente los de la carne, el trigo y el maíz.

La inflación en esos productos causa impacto fulminante en los alimentos y consecuencias graves en los sectores medios y bajos, claves para la campaña con miras a las elecciones de 2021.

"Al Presidente le preocupan mucho los precios, especialmente los de la carne, el trigo y el maíz", dijo a A24.com un funcionario de extrema confianza. "En los próximos días seguramente habrá medidas”, señaló uno de los laderos de Alberto Fernández.

El Presidente se alineó a la jefa política del Frente de Todos. Uno de los reclamos de la vicepresidenta el viernes último en el Estadio Único de La Plata consistió en que el año próximo habrá que "alinear los precios, tarifas, salarios y jubilaciones". Y le exigió a Alberto que emule el modelo que ella instrumentó entre 2007 y 2015 con el entonces ministro de Economía Axel Kicillof: "Impulsar la demanda".

"El año que viene puede haber crecimiento, pero no quiero que se lo lleven tres o cuatro vivos", le dijo la ex presidenta al Presidente en público. Sonó como una orden: le marcó la cancha de la economía, además de criticar a su gabinete. Cristina está desesperada porque las encuestas vaticinan una derrota electoral en 2021 y presume que, si siguen en baja, los jueces se animarán a avanzar en las causas judiciales en las que está procesada.

Si se confirmara una derrota electoral, según su propia lógica, teme que ella y sus hijos puedan ser condenados. El año próximo, los tribunales federales de Comodoro Py comenzarán los juicios orales por las causas de encubrimiento a la AMIA, de lavado de dinero en Hotesur y Los Sauces, y por lavado de activos de Lázaro Báez. En las dos primeras ella está procesada y en la segunda están afectados sus hijos Máximo y Florencia.

Por eso, hoy los precios de la carne, el trigo y el maíz, los cambios de Gabinete, la llegada de la vacuna rusa, la negociación avanzada por un acuerdo con Pfizer y la pandemia del coronavirus están íntimamente relacionados a la suerte electoral de Alberto y Cristina, que a su vez, según ella, determinaría su destino judicial y de lo que imagina que es una persecución judicial y política, el lawfare. Por lo tanto, todo ese combo de nerviosismo tiene fuerte impacto en la relación entre el Presidente y su vice.

Cristina le pasa todos los días una factura a su Presidente por no haber resuelto en 2020 la situación judicial de su familia. Por ahí pasa el conflicto de Cristina con la ministra de Justicia, Marcela Losardo, víctima esta semana de un carpetazo en que se la denunció por una supuesta cuenta off shore, luego de las diatribas de la vice contra los ministros "que tienen miedo" y que se deberían "buscar otro laburo".

La suba de precios de la carne, el trigo y el maíz es un drama para Alberto Fernández, que promete medidas en el cortísimo plazo. La secretaria de Comercio Interior, Paula Español, está en capilla tanto por albertistas como por los cristinistas: su política de precios no dio resultado. Por ese motivo también está en discusión su jefe, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Este último más protegido por su intimidad con Alberto.

La sequía impacta en las cosechas y la pérdida de oferta de trigo y maíz hizo subir los precios en dólares de estos productos. Si se agrega la devaluación, el aumento de precios afecta a la canasta básica familiar y potencialmente impactaría sobre el tipo de cambio. El maíz y el trigo son insumos básicos de la harina, la leche y las carnes.

La reducción de animales puede afectar el precio de la carne vacuna, pero también la porcina y la aviar, por mayor demanda. La leche también sufrirá ajustes por la suba de insumos básicos y la cadena de valor de los alimentos se tornaría una carga pesada para los sectores bajos –clave en las elecciones para el Gobierno-, que hoy padecen un fuerte estancamiento en los ingresos, a lo que se suma la mayor presión tributaria.

El Presidente analiza medidas, aunque no se presume ninguna idea superadora de las que toma el kirchnerismo: más intervención estatal sobre el mercado, una declaración de Guerra Santa contra los empresarios y productores, los “tres o cuatro vivos”, más ideología y épica electoralista.

Los ataques de Cristina a los ministros albertistas siguen causando malestar en las filas de esos ministerios. El Presidente está furioso, en la intimidad, por las intromisiones de Cristina, que le causan zozobra política. “El Presidente considera que ella no ayuda, complica todo, pero él no romperá el Frente de Todos. El equilibrio que debe hacer consiste en contenerla a ella sin que vuele todo por los aires. Está convencido de que su mayor logro en 2020 fue haber mantenido unido el Frente de Todos. Si se fractura la coalición se quedaría sin gobernabilidad en el Congreso, con bloques divididos”, dijo a A24.com una fuente oficial del albertismo puro.

El relanzamiento que imagina Alberto Fernández de su gobierno será para marzo, cuando comience la campaña electoral y cuando tenga encaminada la “epopeya” de las vacunas. Analiza la reducción en el número de ministros, con cambios de nombres, para poder presentarlo como una medida de austeridad fiscal en la negociación con el FMI. “El Presidente piensa en un achique más que en un cambio. Sería una forma de saltar por arriba del conflicto con Cristina”, comentó un vocero del Presidente en la intimidad.

El ajuste fiscal planificado hace dos meses comenzó a deshilacharse por necesidades electorales. Mantener las tarifas congeladas hasta marzo tendrá un costo fiscal. La ley de movilidad jubilatoria sufrió cambios drásticos: no se computará el aumento de 5% de diciembre a los jubilados como parte del aumento de marzo y las subas serán trimestrales y no semestrales. Todo eso tiene un costo.

El control de precios traerá distorsiones y a la larga más inflación, al tiempo que los aumentos salariales siempre implican más gasto y un mayor arrastre a la inflación. El ajuste quedó desdibujado y el ministro de Economía, Martín Guzmán, ahora piensa cómo reinventarlo ante el FMI. El acuerdo con el Fondo podría demorarse más allá de marzo.

A las presiones para que renuncien Losardo, Paula Español, Kulfas, el canciller Felipe Solá, y el vocero presidencial Juan Pablo Biondi, se le suman los avances de los K contra los ministros Claudio Moroni (Trabajo), Nicolás Trotta (Educación), Luis Basterra (Agroindustria), Santiago Cafiero (jefe de Gabinete) y Sabina Frederic (Seguridad). Provocó alivio en el gabinete el respaldo del Presidente en Tierra del Fuego; los ratificó con firmeza porque considera que los ataques contra ellos, en rigor, son contra él. “Soltarles la mano ahora le haría perder autoridad”, señaló un vocero del Presidente.

En medio del conflicto interno, Solá dispuso la remoción del embajador en China, Luis María Kreckler, cercano Cristina en los últimos años. Kreckler volverá a la Cancillería, en un clima de alta tensión. Solá negó su renuncia y dijo que se siente avalado por Alberto Fernández. “No me vendría mal otro trabajo, pero no tengo tiempo”, se burló de Cristina. El diputado ultra K Nicolás Rodríguez Saá le pidió que renuncie porque “el pueblo merece respeto a las palabras de Cristina”. El canciller lo cruzó: “Chanta, versero, berreta, buscá tu minuto de gloria laburando”. Una postal del oficialismo.