Cinco custodios, entre ellos el jefe histórico y quien estaba a cargo aquel 1 de septiembre, destacaron que actuaron en todo momento de acuerdo a los protocolos. Cruces con la fiscal y los defensores. La meseta que viene.
Cinco custodios, entre ellos el jefe histórico y quien estaba a cargo aquel 1 de setiembre, destacaron que actuaron en todo momento de acuerdo a los protocolos. Cruces con la fiscal y los defensores. La meseta que viene.
Cinco custodios, entre ellos el jefe histórico y quien estaba a cargo aquel 1 de septiembre, destacaron que actuaron en todo momento de acuerdo a los protocolos. Cruces con la fiscal y los defensores. La meseta que viene.
Los custodios de Cristina Fernández de Kirchner reivindicaron su actuación la noche del atentado contra la expresidenta. Explicaron que no hay forma de prevenir un ataque sorpresivo como el que perpetró Fernando Sabag Montiel y lo justificaron con otro intento reciente de magnicidio: el disparo contra el expresidente de Estados Unidos Donald Trump durante un acto proselitista. Los custodios explicaron que en todo momento se aplicó el protocolo de protección para la entonces vicepresidenta y, como consecuencia de ello, todos resultaron sobreseídos en un sumario interno que afrontaron en la Policía Federal.
Las explicaciones discurrieron también por andariveles técnicos. Desde qué es una “cápsula” (una suerte de estructura humana que acompaña al protegido) hasta el “diamante de desplazamiento” (una figura geométrica que describe el dispositivo que lo rodea cuando se mueve de un lugar a otro). Y también describieron los “estímulos”, que en el caso del atentado contra Cristina Kirchner no existieron previamente.
El comisario Diego Carbone, jefe directo de la custodia, explicó que los guardaespaldas reaccionan frente a los estímulos visuales o auditivos. Cuando se produjo el ataque a Trump, el estímulo visual fue la oreja sangrante; el auditivo, la detonación del disparo. Ante ello, la reacción debe ser la “extracción”, es decir, la evacuación de la persona bajo custodia.
El comisario Guillermo Gallo, quien estaba a cargo de la protección de Cristina Kirchner esa noche, contó que cuando se percató de lo que había ocurrido, le dijo a la expresidenta que debían salir de allí, lo que fue acatado de inmediato.
Gallo también aclaró qué pasó con un video que captó el momento del ataque y que él le pidió a los seguidores de la expresidenta –quienes se lo exhibieron– que lo borraran.
Cuando los militantes le mostraron la secuencia en la que, desde casi la misma posición en que no salió el disparo, quedó registrado el ataque fallido, Gallo pidió que se lo enviaran a su teléfono y lo borraran de los suyos. Entonces, se lo envió a Carbone, su jefe inmediato. El propio Carbone corroboró esa secuencia y describió que le reenvió la filmación al jefe de la Policía Federal.
La intención era preservar la prueba y evitar la viralización de la situación. Cuando entendieron que eso era imposible, porque el intento de magnicidio ya estaba en todos los medios de comunicación y al menos tres canales de TV (Crónica, C5N y TN, según recordaron) ya se encontraban emitiendo en directo desde la zona, el video fue “liberado”.
Los custodios declararon como testigos, pero por momentos fueron interrogados como imputados por algún delito. Tanto fue así que José Ubeira, uno de los abogados de Cristina Kirchner, advirtió esa situación, ante las preguntas de Gastón Marano, el defensor de Gabriel Carrizo, el jefe de los vendedores de algodón de azúcar conocidos como “los copitos”.
“Aquí no se está juzgando ni a la Policía Federal, ni a la custodia de la exvicepresidenta”. La presidenta del Tribunal Oral Federal número seis, Sabrina Namer, no hizo lugar a la objeción y consideró pertinente el tenor de las preguntas.
Diego Carbone, no sólo es el histórico jefe de la custodia de la exmandataria, sino que también la conoce desde los tiempos de la presidencia de Néstor Kirchner. Protagonizó varios cruces ásperos con la fiscal Gabriela Baigún. Pretendidamente incisiva, pero de a ratos también con interrogantes naif, la representante del Ministerio Público pareció molestarse por el tenor de las respuestas de Carbone. Y lo propio le ocurrió al policía, quien incluso apeló a las respuestas monosilábicas y las sonrisas incrédulas durante varios tramos de su declaración.
Las defensas, especialmente Marano y la defensora oficial de Sabag Montiel, María Fernanda López Puleio, pusieron la mirada en dos situaciones que ocurrieron aquella noche: quién detuvo al autor del fallido disparo y qué rol jugaron los seguidores de Cristina Kirchner en el tendido de una suerte de cordón de seguridad cada vez que llegaba por las noches a su departamento del barrio porteño de La Recoleta.
Los custodios se desentendieron de ambas cuestiones, aunque Carbone –quien no estuvo en la custodia directa esa noche– reconoció que mantuvo un contacto con Sabag Montiel cuando ya estaba detenido en un patrullero. “Le pregunté qué había pasado, por qué había hecho eso, nada más”.
En cuanto a los militantes y el cordón de pretendida seguridad, Gallo explicó que no coordinaban su actuación con ellos.
El juicio se reanudará el miércoles próximo con más testigos. Superada esta etapa, que incluyó las indagatorias de los acusados, el relato de la víctima y la declaración de los custodios, lo que viene por delante se insinúa como más de lo mismo, acaso con cuestiones técnicas detalladas.
La condena contra Sabag Montiel parece segura; el jefe de “los copitos” parece transitar sin sobresaltos su defensa y tiene posibilidades de resultar absuelto o con una condena por un delito menor; la situación de Brenda Uliarte es confusa. Su defensor, Alejandro Cipolla, pidió un examen psiquiátrico para determinar si comprende la criminalidad del hecho que se le atribuye. En la audiencia de hoy, sólo pidió la palabra para ir al baño.