“Comunicamos que tanto el Centro Cultural Kyle Rittenhouse, ubicado en la calle 5 entre calles 64 y 65 de la Ciudad de La Plata que fue allanado, así como el señor José Derman, que fue detenido por las fuerzas de seguridad, NO forman parte de La Libertad Avanza ni de ningún espacio relacionado con Javier Milei”.
El tal Derman no solo guardaba en dicho ámbito propaganda de sesgo filonazi o anticomunista: también tenía un mortero militar de 82 milímetros que estaba activo y debió ser estallado para evitar males mayores.
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El momento en que Fernando Sabag Montiel apuntó y gatilló su arma contra Cristina Kirchner (Foto: captura de video).
Los daños colaterales del asunto no terminaron allí para las tropas mileístas. El economista Carlos Maslatón, quien fuera cofundador de La Libertad Avanza y hace algunas semanas tomó distancia del líder del espacio, reforzó sus críticas con un durísimo tuit:
“@JMilei te vengo advirtiendo que se te llena la militancia de nazis, fascistas y terroristas de ultraderecha. Y no solo no hacés nada, sino que mandás a la fusiladora de tu hermana y al inepto de Kikuchi a combatirme. Sos un tremendo irresponsable”.
El posteo en la red del pajarito fue continuidad de otro:
“@JMilei, si querés poner orden en las filas liberales, al primero que tenés que expulsar de La Libertad Avanza es al fascista, procesista y enemigo de la democracia argentina de Benegas Lynch. Basta de poner como ídolo a este enemigo de la libertad”.
En sus publicaciones, el ex UCeDé Maslatón se refería a Karina Milei y su principal colaborador, Carlos Kikuchi, y al ultraliberal Alberto Benegas Lynch, titular de la Fundación Libertad y Progreso. Pero, en concreto, se constituía en la voz más crítica desde un mismo espectro ideológico de los daños colaterales que puede generar el seguidismo demagógico de posturas antisistema -cuando no francamente violentas- que anidan en los pliegues de una sociedad hastiada de la mala política.
Sergio Doval, CEO de la consultora Taquion y coordinador del trabajo señalado al principio, sostiene que este fenómeno termina fagocitándose a los fenómenos partidarios que se montan en estas olas de antipolítica. Dice Doval:
“Presenciamos, desde hace mucho tiempo, un apagado estertor de esta dialéctica política que nos ha consumido en pequeños nichos de opinión, en islas desconectadas que fomentan fenómenos como los de Javier Milei, y que construyen pequeños altares que la propia corriente va destruyendo a su paso. El crecimiento de estas últimas semanas en la opinión pública de figuras más moderadas, a pesar de que la conversación que se visualiza es agresiva, sigue llamando la atención. ¿Será el intento de asesinato de CFK el hecho que dará fin a este largo proceso y permita que estas pequeñas minorías invisibilizadas, que no se reconocen entre sí, avancen, se involucren reclamando su lugar por fuera de la grieta, y construyan una alternativa o este hecho será el elemento final que profundice el diálogo irrevocable hacia una atomización inmanejable?”.
Para Doval, el incesante crecimiento de figuras de la UCR en el mapa de ofertas, sin ser para nada determinante, insinuaría la posibilidad de que las opciones menos tremendistas vayan ganando predicamento dentro y fuera de las principales coaliciones. Más allá de la insistencia de los más altos dirigentes del país en encuadres que parecen consolidar la “grieta”, sería gratificante que se abran paso mensajes pacíficos que puedan atemperar el clima social.