En el barro

Durísimos datos: la crisis económica y social agravó la salud mental de los argentinos

Un estudio de la Facultad de Psicología de la UBA ofrece datos sorprendentes sobre la psiquis de los argentinos. Neurosis de destino, ceguera de futuro y estrés postraumático. 
Edi Zunino
por Edi Zunino |
Durísimos datos: la crisis económica y social agravó la salud mental de los argentinos
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Una cosa buena que nos pasó durante la pandemia fue la creación del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA), dependiente de la Facultad de Psicología de la UBA. Desde ese ámbito académico-científico se fueron cuantificando y cualificando vivencias, sensaciones y patrones de conducta de la gente común de este país concreto, en el marco de un fenómeno mundial de origen sanitario, pero con lacerantes influencias en la actividad social y económica. El OPSA sobrevivió al Covid-19 y acaba de publicar una nueva encuesta titulada “La crisis económica y su impacto en la salud mental”. Los gobernantes -oficialistas, opositores, todos- deberían tener en cuenta los resultados para guiar sus propuestas.

Sensación dominante, en diez palabras (de las más mencionadas a las menos): incertidumbre, tristeza, angustia, preocupación, hartazgo, bronca, esperanza, decepción, ansiedad, miedo. Una sola es positiva, esperanza, y está de la mitad de la tabla para abajo.

No sería para menos: 9 de cada 10 entrevistados tuvo que reducir gastos; 4 de cada 10 recurren a sus ahorros para cubrir su presupuesto mensual; casi nadie solicita créditos, porque son extremadamente caros o directamente no hay. Estamos hablando de 1.713 encuestados del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y provincia de Córdoba, del 11 al 18 de este mes.

¿De la reducción de qué gastos hablamos?

  • Encabeza el rubro “salidas, ocio, esparcimiento”: 8 de 10.
  • Sigue “vestimenta y calzado”: 7 de 10.
  • Un poco más abajo viene “mantenimiento/refacciones del hogar”: 6 de 10.

Se trata de consumos relacionados con sentirse bien, verse bien y refugiarse en un ambiente acogedor. Entre los servicios más puestos en riesgo se destacan las cuotas educativas privadas (universidad/secundaria) y las conexiones de telefonía, internet y plataformas de streaming.

“El estado de ánimo de los argentinos es de un intenso malestar psicológico. En los jóvenes, predomina el temor al futuro”, señala el estudio, coordinado por los doctores Gustavo E. González y Joaquín Ungaretti.

Es que el 74% cree que la crisis económica tendrá efectos negativos muy profundos en su vida personal; el 72% piensa que no podrá realizar los proyectos personales/familiares que tenía antes de la crisis; y el 66% se arriesga a señalar que su salud mental está “mucho/algo peor” (crece al 76% en el estrato social más bajo).

La inflación es identificada como el principal problema de la coyuntura por un abrumador 81%, más allá de cualquier preferencia política, electoral o ideológica. El 94% define la situación como “mala/muy mala” Y el 75% presiente que todavía puede ser peor: que el poder adquisitivo de sus ingresos va a disminuir mucho/algo; que el dólar blue no va a parar hasta $434 y que la inflación va a completar un 88% este año (promedios de los cálculos de los entrevistados).

Un tercio responsabiliza al presidente Alberto Fernández por la situación; un 22% a Cristina Kirchner y un 18%, a Mauricio Macri. Un 76% considera que desde el Gobierno Nacional no se están realizando las acciones necesarias para resolver la crisis. Para el 55%, sólo puede cambiar algo con otro gobierno.

Conclusiones de los autores:

  • “Lo que agrava esta situación y le da una dimensión inédita, singular o ‘muy argenta’ es que cada crisis constituye el retorno de ‘viejos problemas’ que, por su constante repetición, se perciben como irresolubles para la mayoría".
  • "Pareciera que el país tiene una ‘neurosis de destino’ y que no podemos -o no sabemos- salir del laberinto. Como señalara el intelectual Santiago Kovadloff, ‘una sociedad evoluciona cuando la calidad de sus problemas se modifica’.”
  • “Esta sensación de ‘inevitabilidad del destino’ es profundamente iatrogénica para la construcción de la subjetividad y muy negativa para la regulación de las emociones. Es lo que el psicólogo estadounidense Martin Seligman llamó ‘indefensión aprendida’: la persona siente que nada de lo que haga va a dar resultado, porque todo depende de factores superiores. En perspectiva sociológica, esto implica una caída significativa de la motivación colectiva.”
  • “Esta ‘ceguera del futuro’ promueve decisiones y comportamientos erráticos en un contexto de máxima incertidumbre. Hemos perdido la certeza de hacia dónde orientamos nuestras vidas”.
  • “En síntesis, la situación socioeconómica y política es tan intensamente negativa que configura un panorama de severa gravedad para la salud mental de la población. El estrés generado por la secuencia de una crisis sanitaria y otra económica es inocultable, profundo y grave. Y la gente responsabiliza a los políticos”.

Así estamos.