¿La división del Frente de Todos en el Senado, un ensayo para la sucesión en 2023?
¿Un divorcio consensuado?. Así podría compararse en este tercer año de gobierno del Frente de Todos a la relación entre el Presidente y la vicepresidenta.
Alberto Fernández no consultó a Cristina Kirchner ni a ningún alfil del kirchnerismo a la hora de postergar posibles cambios de Gabinete y ratificar el acuerdo firmado con el FMI. Lo hizo sin consultar a la mesa chica del Frente de Todos que no se reúne desde antes de la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque de diputados.
Según cuentan fuentes cercanas al Presidente a A24.com, la orden bajada por Alberto Fernández a sus ministros tras la virtual licencia por paternidad, es que a partir de ahora la toma de decisiones del Gobierno (Poder Ejecutivo) será con un estilo estrictamente vertical. Es decir, que ninguno de los ministros acepten embates de sus subordinados secretarios y subsecretarios del kirchnerismo crítico.
Esa decisión se confirmó con la ratificación que hizo Alberto del ministro de Economía, Martí Guzmán, a lo que Cristina respondió armando en el Senado su propia estrategia para resistir la decisión de la Corte de ir por la presidencia del Consejo de la Magistratura.
Cristina ordenó dividir en dos el bloque de senadores del Frente de Todos sin avisar antes a la Casa Rosada, según admitió la vocera del Gobierno, Gabriela Cerruti el viernes, quien destacó que se trata de "una agenda del parlamento que es independiente" de la agenda del Poder Ejecutivo.
Aunque Alberto Fernández sigue con preocupación el conflicto de poderes entre la Corte y el Congreso, avisó que no va a hacer nada al respecto, más que apoyar proyectos de reforma judicial.
De eso se trató el mensaje que dio ante militantes del peronismo bonaerense el martes en José C. Paz, cuando a los gritos dijo “un carajo estamos perdidos”.
Pero la condición que emana del Presidente, es la necesidad de seguir juntos en el Frente de Todos, a pesar de las diferencias, para evitar una derrota del peronismo como en 2015 frente a Juntos por el Cambio.
A dos puntas, Alberto define sus estrategias en el Gabinete y dejó para más adelante posibles cambios de ministros. Cristina define la agenda del Congreso, con el conflicto con la Justicia como prioridad.
Alberto dijo que Martín Guzmán seguirá siendo el jefe de Economía, y que sus subordinados, Darío Martínez en la Secretaría de Energía y Federico Basualdo, el subsecretario del área deberán acatar lo que decidan sus jefes.
Es el alineamiento que anunció Guzmán semanas atrás, cuando dijo que iban a gobernar con los funcionarios que estén alineados, puesta en práctica. Las decisiones ahora se toman de manera “vertical” en el Gabinete, sostienen cerca del Presidente, ante la consulta de A24.com.
Sin embargo, nadie se anima de hablar de una “tregua” en la pelea interna entre el Presidente y la vice, y todo sigue en un clima de extrema tensión que no se tradujo todavía -pese a los esfuerzos públicos de Alberto Fernández- en una conversación cara a cara entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
En los últimos días, los mensajes de amor y paz lanzados por el Presidente parecieron empezar a tener sus frutos, en un acto en la sede del yacimiento petrolero de Vaca Muerta, en Neuquén, donde según señalaron fuentes que asistieron al acto, se la pasaron a “los besos y abrazos” con el gobernador cristinista, Axel Kicillof.
Alberto Fernández y Axel Kicillof, compartieron un acto en el yacimiento Vaca Muerta de YPF en Neuquén. Nueva tregua en las relaciones con el kirchnerismo..jfif
Fuentes muy cercanas al Presidente describen en las últimas semanas a Alberto Fernández como "un papá nuevo, muy emocionado, relajado y de buen ánimo" por el reciente nacimiento de su segundo hijo Francisco, y lleva ese clima a su despacho de la Casa Rosada, y a cada acto en el interior del conurbano en los que parece despuntar sus mensajes hacia la interna de la coalición de Gobierno.
Alberto Fernández insiste con sostener la “unidad” del Frente de Todos y no descarta postularse a la reelección, como gesto de resistencia a los embates del kirchnerismo que ya piensa en ir por separado o pelear la interna al PJ tradicional. Los movimientos sociales aliados y la CGT salieron en su respaldo y preparan actos de apoyo para el 1° de mayo.
En medio de esas especulaciones y la decisión de profundizar con gobernadores e intendentes del PJ los controles de precios para intentar contener la inflación, el Gobierno salió a pedir apoyo de los movimientos sociales y de la CGT con movilizaciones el 1 de mayo, al proyecto de Guzmán para crear el impuesto a las empresas que más ganaron con la inflación impulsada por la guerra en ucrania, más conocido como impuesto a la renta inesperada, que en realidad es una remake del impuesto a la riqueza impulsado el año pasado por el kirchnerismo para financiar la crisis de la pandemia.