"El kirchnerismo intentó apropiarse de la prensa, colonizar la justicia y perpetuarse en el poder mediante la alternancia familiar", señala la carta. Y asegura que el Gobierno ejerce "presión sobre jueces y fiscales, muchos de ellos desplazados de sus cargos, impunidad y liberación de políticos, empresarios y sindicalistas condenados por varias instancias o bajo procesos gravísimos por delitos contra el Estado, desmantelamiento sistemático de las causas por corrupción y la amenaza latente de reducir el Ministerio Público a una dependencia sujeta al Poder Ejecutivo".
"El famoso apotegma 'Vamos por todo' cobró una inquietante actualización", sostiene la misiva firmada por Juan José Sebreli, Beatriz Sarlo, Luis Alberto Romero, Santiago Kovadloff, Maximiliano Guerra, Marcelo Birmajer, Marcos Aguinis, Sandra Pitta, Daniel Sabsay, Marcos Novaro, María Sáenz Quesada, José Emilio Burucúa, Marcelo Gioffré, Miguel Wiñazki, Jorge Sigal, Julio Montero, Sabrina Ajmechet, Federico Andahazi, Osvaldo Bazán, Héctor Guyot, Liliana de Riz, Alfredo Casero, Gonzalo Garcés, Jorge Ossona, Alejandro Fargosi, Alejandro Bongiovanni, Fernando Pedrosa, Alejandro Carrió, Leopoldo Kulesz y Alejo Schapire. Y cierra: "Si el kirchnerismo suma nuevas bancas vaciará hasta la última gota de esa democracia que se construyó con el pacto del 'Nunca Más' de 1983".
Respuesta del albertismo
Ante este documento, referentes del colectivo afín a Alberto Fernández integrado por agrupaciones como el Grupo Callao y el Grupo Fragata, del que participan funcionarios como Ana Castellani, Alejandro Grimson y Nahuel Sosa, entre otros, contestaron rápidamente. “Un grupo de intelectuales y artistas publicaron una carta donde advierten que la democracia argentina se debate entre el progreso o el neogolpismo. ¿De qué dependería? De que el Frente de Todos no haga ‘metástasis’”, comenzó la respuesta.
“Un disparate total y un verdadero peligro”, calificaron. Y analizaron: “No es la primera vez en nuestra historia que una identidad política es considerada en términos sanitarios, como si fuera una enfermedad. Eso supone que existe un estado saludable y distintas ‘desviaciones’ de él: el peronismo, el kirchnerismo, la ‘ideología de género’, etc. ¿Qué debe hacerse cuando se diagnostica una enfermedad? Por supuesto, curarla, erradicarla, tal como nuestro país se propone hacer con el COVID mediante los cuidados y el enorme plan de vacunación que se está llevando adelante. Pero la analogía es muy peligrosa”.
“Cuando se pasa del terreno sanitario al de la política, se cruza una línea donde se abandona el pluralismo democrático, que consiste en reconocer la diversidad, justamente aunque no se la comparta, y se abrazan distintas soluciones violentas”, dijeron. Y dispararon: “Este grupo de experimentadas voces mantienen algún rédito del prestigio que supieron obtener en tiempos pasados, por aportes valiosos al conocimiento y a la democracia argentina. Pero en la actualidad no se diferencian ni un milímetro de los más extremos discursos de odio de las nuevas derechas”.
“El verdadero peligro para la democracia no es que el Frente de Todos gane las próximas elecciones. Sino que este tipo de intervenciones generen una cultura política intolerante a la pluralidad de pensamientos e incapaz de aceptar la voluntad popular expresada en las urnas”, cerraron en la carta de Agenda Argentina, .