Pasó la conmoción de las PASO y la ansiedad de la crisis política por el gabinete. Alberto Fernández busca fortalecerse entre los gobernadores del PJ, con el tucumano Juan Manzur al frente de la Jefatura de Gabinete en reemplazo de Santiago Cafiero.
Pasó la conmoción de las PASO y la ansiedad de la crisis política por el gabinete. Alberto Fernández busca fortalecerse entre los gobernadores del PJ, con el tucumano Juan Manzur al frente de la Jefatura de Gabinete en reemplazo de Santiago Cafiero.
Lo mismo para Axel Kicillof, que rompió la cápsula de su estructura cerrada y sumó a intendentes del PJ con los que nunca había tenido una relación fluida. En su caso, el lomense Martín Insaurralde será el que lleve ahora las riendas de la gestión como reemplazo de Carlos Bianco.
Los cambios en ambas terminales demuestran que el estilo hermético y verticalista de la cúpula del Frente de Todos fue insuficiente en el territorio, donde la derrota en las PASO representó un baño de realidad para la coalición gobernante.
Ahora se vendrá una etapa de hacer pie en el territorio y convocar a los votantes que no participaron en las PASO. Una suerte de “timbreo” del peronismo.
Para eso Alberto trajo un gobernador de volumen como Manzur a la Jefatura de Gabinete. Un nombre que siempre había sonado en su círculo íntimo, pero que Cristina Kirchner tuvo la habilidad de adelantar en la carta que publicó durante los tres días de interna a cielo abierto.
En el peronismo ven con buenos ojos la llegada del tucumano. “Presenta múltiples ventajas con respecto a Cafiero -apuntó ante A24.com un dirigente del PJ-: tiene relación con los gobernadores y conoce el interior y también el Conurbano por su paso como secretario de Salud de La Matanza ”. También destacan en el universo justicialista el “contacto” de Manzur con la CGT y el movimiento obrero. “Son todas ventajas para alguien que se va a sentar en un lugar de coordinación”, evalúan.
Sin embargo, cerca del propio Manzur advierten que será un “desafío” para el tucumano pasar a ser el “número 2” después de muchos años de ser el que da las órdenes.
Coinciden en términos globales el PJ del Litoral. “Está bien que se pongan pesos pesados en lugares donde había personas que no tenían un perfil tan fuerte como los que asumen”, avizoran en una de las provincias peronistas ante la consulta de este portal.
El interrogante es si la nueva gestión logrará el cambio de sintonía que necesita el Gobierno para levantar la proyección en las elecciones legislativas del 14 de noviembre.
“Tiene que haber un cambio importante en la gestión de muchas áreas que están bastante subejectutadas”, admite un peronista que está cerca del Gobierno, y pone como ejemplo el programa de Barrios Populares, fondeado por el Impuesto a la Riqueza pero sin ejecución hasta el momento. Lo mismo, apunta, para el plan de obras públicas que conduce el ministro Gabriel Katopodis.
Para todo eso creen que Manzur puede tener capacidad por su calidad de político “pragmático”. “Si hay algo que se le criticaba al Gobierno eran los tiempos, por eso ahora buscamos más ejecutividad”, se entusiasman en una de las provincias peronistas.
Prácticamente todo el peronismo coincide en que, después de una derrota como la de las PASO, la única misión es seducir a los votantes que no se presentaron el último domingo. Con más participación, suponen, la diferencia con Juntos por el Cambio puede achicarse.
“Hay que estimular a la gente para que vaya a votar”, señalan en el comando electoral del Frente de Todos, donde se entusiasman con el dato histórico de que, desde que existen las PASO, las elecciones generales siempre tuvieron mayor participación.
Otro de los armadores -y candidatos- del interior agradece que “por lo menos” entre quienes no votaron no hubo una andanada de apoyos a Juntos por el Cambio. “Se quedaron en su casa o votaron en blanco, y tenemos que ir a buscarlos”, especulan, con la mira puesta en “empardar” la elección en noviembre.
Los cálculos del PJ arrojan que en las provincias en las que se perdieron votaron más en las ciudades del centro (en torno al 70%) que en los barrios populares (57%), por lo que el nuevo objetivo está puesto.
“En lo macroeconómico y sanitario, vamos a estar un poco mejor. Igual que con las clases, la actividad y el turismo. En la medida que aumente la cantidad de gente que vaya a votar, vamos a tener mejores resultados”, aportan en el PJ del interior, pero eso sí: piden no “cometer errores”.
El conflicto que arrastra la designación de Manzur es la interna de Tucumán, donde el vicegobernador Osvaldo Jaldo -que había competido contra el mandatario en las PASO- quedará al frente del Ejecutivo provincial, anticipando la pelea por la sucesión en 2023.
Manzur le había pedido a Alberto que le ofreciera un cargo a Jaldo para correrlo del pago chico, pero todo indica que el vice va a quedarse en el sillón que le vino en suerte por una carambola. “Vamos a tener que ver cómo organizamos la Legislatura para que funcione y que el peronismo no explote”, anticipó ante A24.com un vocero del PJ local. Lo mismo le pasó al chaqueño Jorge Capitanich en 2013, cuando asumió como jefe de Gabinete de Cristina y su vice Juan Carlos Bacileff Ivanoff modificó hasta el cronograma electoral de la provincia.
Es que el Frente de Todos le critica a Jaldo haber sido “opositor al gobierno nacional y provincial, con críticas a las gestiones en Educación y Seguridad”, justamente dos ministerios que Alberto cambió.
“Incluso teníamos dudas sobre cómo iba a jugar en la general habiendo perdido en las PASO, pero ahora tenemos que darle la llave de la gobernación”, se lamentan cerca de Manzur, de quien dicen que “no le pudo decir que no” al ofrecimiento de Alberto.
Del mismo modo resolvió el gobernador bonaerense, cuando muchas voces cercanas (y no tanto) reclamaban que también implementara cambios tras el aluvión de votos amarillos en la provincia.
Insaurralde, el principal socio de Máximo Kirchner en la provincia y candidato permanente a la gobernación, fue elegido para reemplazar a Bianco, quien debió soportar la chicana del diputado Sebastián García De Luca, peronista dentro de Cambiemos y referenciado en Emilio Monzó.
Con ese mismo objetivo Kicillof recuperará a una histórica en el PJ Bonaerense como Cristina Álvarez Rodríguez, que volverá al Ministerio de Gobierno que ya ocupó durante el segundo mandato de Daniel Scioli. Dialoguista y de buenos modos, Álvarez Rodríguez siempre pudo mostrar un diálogo amplio con todos los sectores de la provincia.
El tercer cambio de peso es la llegada al Ministerio de Infraestructura de Leonardo Nardini, intendente de Malvinas Argentinas que, como Insaurralde, pudo garantizar en su distrito la victoria del Frente de Todos. Tal vez la fórmula en La Plata responda ahora a la necesidad de tener menos academia y más calle.