Fue una sesión atípica como no se ve desde hace muchos años en Diputados. Por supuesto, hubo pases de facturas y miradas contrapuestas. Pero no hubo chicanas ni golpes bajos. "Las coaliciones no se generan entre quienes pensamos igual sino entre quienes pensamos parecido", planteó Germán Martínez, jefe de bloque del oficialismo. ¿Estamos acaso ante una nueva coalición de hecho? En política ninguna frase es casual.
"¡Qué autoridad tengo yo para poder acusar con el dedo a un diputado de un bloque al que no pertenezco. Ni siquiera lo tengo para con mi propio bloque. Necesitamos el enorme trabajo de todos y de todas para poder poner de pie a la Argentina", insistió Martínez.
A diferencia de otras sesiones no hubo reproches. No se habló a niveles importantes de la fuga de capital, ni de las denuncias cruzadas de corrupción. Claro, la Cámpora votó en silencio.
La paradoja es que la oposición aportó 111 votos y el oficialismo solo 75. Esto va a abrir un nuevo debate al interior de la coalición.
La gran duda es si esta votación que implicó un acuerdo inédito entre oficialismo y oposición va a ser un hecho aislado o si se va a repetir en el futuro: si el quiebre en el oficialismo fue algo puntual o -por el contrario- si implica un quiebre definitivo.
Por lo pronto, esta batalla se va a volver a replicar en el Senado. En el Ejecutivo esperan que en la Cámara alta se vote "en espejo"; es decir, que se repita aproximadamente la misma votación que en Diputados. Aunque cualquier cosa puede pasar. El Senado es "la casa" de Cristina Kirchner.