Patricia Bullrich tiene dos enemigos en su carrera a la presidencial de 2023: Horacio Rodríguez Larreta y Javier Milei. En ambos casos compite por el mismo electorado. En la última semana, decidió poner quinta a fondo.
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Patricia Bullrich tiene dos enemigos en su carrera a la presidencial de 2023: Horacio Rodríguez Larreta y Javier Milei. En ambos casos compite por el mismo electorado. En la última semana, decidió poner quinta a fondo.
El video de la agresión a Felipe Miguel -amenazó con "romperle la cara" en la presentación del libro de Mauricio Macri- tuvo mucho de acting. Es verdad que Bullrich venía enojada con el jefe de gabinete de Horacio Rodríguez Larreta. Toda la semana previa al incidente venía bufando por lo bajo por algunas apariciones públicas del funcionario. Las amenazas llegaron como corolario de eso.
Sin embargo, la difusión del video -que se grababa con al menos dos cámaras- se demoró 8 días. Bullrich tenía las imágenes en su celular durante toda la semana, pero hasta el martes pasado decidió no difundirlo. ¿Qué cambió en ese tiempo? ¿Salió efectivamente el video de las filas de Bullrich? Nadie puede asegurarlo, aunque sus equipos de campaña se subieron rápidamente al conflicto tratando de potenciar los aspectos positivos de la personalidad dura de la exministra.
En entrevistas posteriores, Bullrich se encargó de recordar sus peleas con Moyano, sus luchas contra las mafias... enfatizando el mensaje de que no le tiene miedo a nada ni a nadie. Ni siquiera a Larreta, su potencial aliado.
El discurso posterior insiste en la puesta en escena:
Bullrich insiste en polarizar con Larreta. La estrategia es contener por derecha a los votos de Milei con una estrategia similar a la que usa el libertario. Vale recordar que Milei dijo que a Larreta "lo iba a aplastar" por "zurdo de mierda". Necesita mostrarle a los votantes del economista que ella puede ser igual de agresiva e incisiva.
Por otro lado, observan en los focus groups que el votante antikirchnerista lo ve tibio a Larreta y que está buscando nuevos referentes. También ahí ella tiene que salir a competir. Se abre una posibilidad entre los votantes tradicionales de Juntos por el Cambio. Macri mira para el costado y deja seguir.
El equipo de campaña de Bullrich mandó a medir esta polémica. El 60% de los encuestados recibió favorablemente la actitud de Bullrich. El 40% lo reprobó. Una estrategia que parece acertada para darle visibilidad, especialmente entre sectores que no suelen consumir política.
Aunque también los mismos estudios generan alguna luz amarilla. Si bien las peleas son buenas para ella, son malas para el espacio. Es posible que en los próximos días bajen los decibeles del enfrentamiento.