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Experiencias sexuales negativas previas
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Poca experiencia sexual
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Inseguridad por la imagen corporal
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Presión por cumplir expectativas
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Conflictos en la relación
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Condiciones médicas que afectan la función sexual
Factores culturales o sociales que generen culpa o vergüenza
La activación excesiva del sistema nervioso simpático puede interferir con la función sexual normal. La vasoconstricción provocada por la adrenalina puede dificultar la erección o reducir la lubricación, aumentando la tensión y el miedo durante la actividad sexual.
En casos más extremos, la ansiedad sexual puede evolucionar hacia la ansiosexualidad, caracterizada por un miedo intenso ante la idea de mantener relaciones sexuales. Esto puede llevar a evitar situaciones íntimas y afectar significativamente la vida amorosa y emocional.
Ansiedad por desempeño sexual: recomendaciones para superarla
El tratamiento requiere tiempo y paciencia, especialmente cuando la ansiedad se ha desarrollado durante años. La resolución no ocurre de un día para otro.
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Terapia profesional: la terapia cognitivo-conductual, mindfulness, terapia de pareja y exposición gradual ayudan a manejar la ansiedad sexual y recuperar la seguridad durante la actividad sexual.
Enfoque en la pareja y lo erótico: cambiar el foco de atención hacia la pareja y la experiencia compartida contribuye a generar comodidad y confianza.
Respiración controlada: técnicas como la respiración pausada, triangular o cuadrangular permiten pasar de la activación simpática a la parasimpática, regulando la tensión.
Ejercicios de sensatez: contacto físico sin presión de coito para aumentar la intimidad y la conexión.
Educación sexual: conocer el cuerpo y las respuestas sexuales normales reduce inseguridades y expectativas irreales.
Comunicación abierta: de ser posible, hablar de expectativas y preocupaciones sexuales favorece la comprensión mutua y establece un entorno seguro.
Autocuidado integral: mantener sueño adecuado, alimentación equilibrada y manejo del estrés fortalece la confianza y el bienestar general.
Uso de medicamentos: aAlgunos fármacos pueden servir como apoyo inicial frente a dificultades de erección, aunque no resuelven la ansiedad por sí solos.
Estudios respaldan que intervenciones combinadas, incluyendo técnicas de relajación, respiración, mindfulness y terapia psicológica, son eficaces para reducir la ansiedad sexual. Controlar la activación del sistema nervioso simpático y favorecer la respuesta parasimpática es clave para mantener la función sexual normal.