El experto aclaró que no se trata simplemente de percepciones, sino de un sistema de codificación de acción facial que permite detectar microexpresiones en lapsos ínfimos de tiempo. “El cuerpo filtra esos gestos y están codificados. Nuestro laboratorio seleccionó algunos momentos claves. Uno de ellos ocurre cuando le preguntan si quiere que se sepa la verdad”, relató.
El microsegundo que despertó sospechas
La atención de Lescano se detuvo en un gesto en particular: la elevación de los párpados durante un microsegundo. “Esos ojos, ese instante brevísimo en el que los párpados se levantan, corresponden a la unidad de acción número 5, que es el miedo”, detalló el especialista.
Según su análisis, este microgesto resulta contradictorio con la declaración verbal de Graf. “La pregunta es, si él es inocente, ¿por qué tendría miedo de que se sepa la verdad?”, planteó Lescano. Para reforzar la explicación, subrayó que no se trató de las cejas ni de un movimiento consciente, sino de un reflejo instantáneo de los párpados.
En el mundo de la comunicación no verbal, estas señales se consideran indicadores automáticos del estado emocional, imposibles de controlar de manera voluntaria. “El cuerpo habla aunque la persona intente mantener la calma”, advirtió el especialista.
De acuerdo con su evaluación, los gestos de Cristian Graf transmiten información que sus palabras no alcanzan a sostener. “Los gestos de él denotan que sabe. Él sabe”, concluyó Lescano, dejando abierta una interpretación que compromete aún más al sospechoso.
Una entrevista con contradicciones
A lo largo de la nota televisiva, Graf intentó mostrarse sereno, pero el análisis de Lescano expuso varias incongruencias. La repetición de frases, las pausas prolongadas y la falta de congruencia entre lo que decía y lo que expresaba su rostro fueron señaladas como indicadores de estrés y contradicción interna.
“El lenguaje corporal no miente”, sostuvo Lescano. “Cuando alguien responde con naturalidad, las palabras y los gestos se alinean. En cambio, cuando existe algo que la persona oculta, el cuerpo termina revelándolo”.
Este tipo de análisis no determina culpabilidades, pero aporta herramientas para comprender lo que se oculta detrás de un testimonio público. En casos mediáticos como este, los especialistas suelen ser convocados porque la sociedad busca descifrar las señales que exceden a lo verbal.
El trasfondo de un caso que estremece
La figura de Cristian Graf ya estaba en el centro de la escena desde que la justicia confirmó que los restos hallados en su vivienda pertenecen a Diego Fernández Lima. El hallazgo reabrió un misterio de décadas, en el que Graf aparece como principal sospechoso.
Aunque hasta ahora no hay pruebas directas que lo señalen como autor del crimen, la magnitud del hallazgo en su propia casa lo deja en una posición muy comprometida. La entrevista televisiva parecía ser una oportunidad para despejar dudas, pero los gestos analizados por Lescano reavivaron las sospechas.
“Él sabe más de lo que dice. Puede no ser el responsable directo, pero su cuerpo muestra señales de conocimiento sobre lo ocurrido”, aseguró el especialista.
El rol del análisis no verbal en la justicia y la opinión pública
La intervención de expertos en lenguaje corporal en casos judiciales suele generar debate. Por un lado, hay quienes destacan su utilidad como herramienta complementaria en investigaciones complejas. Por otro, existen voces críticas que recuerdan que este tipo de análisis no constituye prueba judicial.
En este caso, el estudio de los microgestos de Cristian Graf no es vinculante en términos legales, pero sí tiene un fuerte impacto en la opinión pública. La sociedad, que sigue con atención cada novedad del caso, interpreta estas evaluaciones como indicios de culpabilidad o de ocultamiento de información.
“Lo que observamos es un patrón: cada vez que se menciona la verdad, aparece un gesto de miedo. Ese miedo no encaja con la narrativa de inocencia que él intenta transmitir”, afirmó Lescano.