Paso a paso de la preparación
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Batido inicial: en un bowl, batir los huevos con el azúcar hasta obtener una mezcla espumosa y clara. Este paso es clave para que el bizcochuelo quede aireado.
Incorporar líquidos y manteca: añadir la leche, la manteca derretida (o el aceite) y la esencia de vainilla. Integrar bien.
Sumar los secos: tamizar la harina y agregarla poco a poco, mezclando con movimientos envolventes para mantener la textura liviana.
Dividir la preparación: separar un tercio de la masa en un recipiente y mezclarla con el cacao en polvo hasta que esté uniforme.
Armar el marmolado: en un molde enmantecado y enharinado, colocar primero parte de la mezcla de vainilla, luego la de cacao y continuar intercalando. Con un palillo o cuchara, realizar movimientos suaves en espiral para generar el efecto veteado.
Horneado: llevar a horno precalentado a 180 °C durante 35 a 40 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro, este salga limpio.
Enfriar y desmoldar: dejar reposar unos minutos antes de retirar del molde para que conserve su forma.
Claves para un marmolado perfecto
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Textura pareja: asegurarse de que ambas masas tengan la misma densidad para que se integren bien en el molde.
Movimiento justo: al mezclar con el palillo, no excederse; de lo contrario, las masas se fusionan y se pierde el efecto visual.
Molde adecuado: un molde tipo savarín o budinera realza las vetas al cortarlo, aunque también se puede hacer en uno rectangular clásico.
Variantes posibles
Si bien la receta tradicional combina vainilla y cacao, se pueden explorar otras alternativas para darle un toque distinto:
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Sustituir el cacao por café instantáneo disuelto en una cucharada de agua caliente.
Aromatizar la mezcla de vainilla con ralladura de limón o naranja para un contraste cítrico.
Añadir chips de chocolate a la preparación de cacao para potenciar la intensidad del sabor.
Un bizcochuelo con historia en la mesa
El bizcochuelo marmolado es una receta sencilla, pero su efecto siempre sorprende. Parte de su encanto está en que cada corte es distinto, con vetas únicas que invitan a disfrutar de un sabor equilibrado. Es una opción ideal para los que buscan un postre casero sin complicaciones, pero con un resultado que luce en cualquier ocasión.