En un documento interno justificaron el cambio: “Dada la repercusión mediática que tiene la detenida, consideramos que lo mejor es llevarla a la Unidad 51 de Magdalena, donde puede ser controlada y cuidada de manera más estricta”.
El motivo es claro: evitar que sea atacada por otras presas que, conociendo su fama, podrían lastimarla para ganar notoriedad mediática.
De todos modos, More no permanecerá en el buzón. Está previsto que en las próximas horas sea trasladada a un pabellón “tranquilo”, donde conviven internas condenadas. Allí, paradójicamente, podría encontrar algo de alivio: las presas saben que tratar bien a alguien con tanta exposición puede traer beneficios, según contó Martín Candalaff.
El letrado Alejandro Cipolla advirtió que la situación es injusta y que More sufre un trato diferencial solo por ser una figura mediática: “La tienen aislada y sin contacto con otras internas. La decisión es arbitraria, la están castigando por su apellido”.
El futuro de More es incierto. Desde el penal sostienen que la medida busca protegerla y evitar un escándalo mayor. Sin embargo, la joven atraviesa un proceso judicial cargado de tensión, mientras el país sigue con atención cada paso de su estadía tras las rejas.