Cómo hacerlo paso a paso
-
Activar la levadura: disolver la levadura con el azúcar en un poco de leche tibia y dejar reposar unos minutos hasta que espume.
Formar la masa: en un bol grande, colocar la harina y la sal, hacer un hueco en el centro e incorporar la levadura activada, la manteca y el resto de la leche y el agua. Mezclar hasta formar una masa suave.
Amasar: trabajar la masa durante unos 10 minutos, hasta que quede lisa y elástica. Si es necesario, agregar un poco más de harina para que no se pegue.
Primer levado: colocar la masa en un bol enharinado, cubrir con un paño y dejar reposar una hora o hasta que duplique su tamaño.
Formar el pan: desgasificar la masa y estirarla con un palo de amasar, dándole forma rectangular. Enrollar ajustado y colocar en un molde de pan enmantecado.
Segundo levado: dejar reposar nuevamente unos 30 minutos.
Cocción: hornear a 180 °C por unos 30 a 35 minutos, hasta que esté apenas dorado.
Para obtener un pan sin corteza, se puede cubrir con papel aluminio durante los primeros 20 minutos de cocción o envolverlo en un paño apenas sale del horno, lo que mantiene la humedad y suaviza la superficie.
Consejos para un resultado perfecto
El éxito del pan de miga está en el amasado y los levados. Una masa bien trabajada asegura una textura pareja, mientras que respetar los tiempos de reposo garantiza una miga tierna y aireada. También es importante dejar enfriar completamente antes de cortarlo para evitar que se desarme.
Una vez listo, puede conservarse en la heladera durante varios días o freezarse en porciones. Ideal para preparar sándwiches de jamón y queso, miga triples o versiones gourmet con palta, pollo o vegetales, este pan casero se adapta a todo tipo de rellenos.
Un clásico que nunca falla
El pan de miga casero combina sencillez, economía y sabor. Con pocos ingredientes y un poco de paciencia, se puede lograr un resultado igual —o incluso mejor— que el de panadería. Perfecto para acompañar mates, meriendas o almuerzos rápidos, se convierte en una receta que invita a volver a lo simple: amasar, hornear y disfrutar.