Cultura

Murió Eusebio Poncela, el irreverente actor de Almodóvar que marcó una época

Actor, pintor, producto y guionista español con una gran proyección internacional. Ligado al cine de autor, fue uno de los más importantes en la España de la transición. Filmó con Pedro Almodóvar y Adolfo Aristarain.

Eusebio Poncela

Eusebio Poncela, figura de la cultura española, fundamental en la apertura de la transición a la democracia. (Foto: Gentileza El País)

Nació en Madrid el 15 de septiembre de 1945. Se crió en el barrio obrero de Vallecas, en la Comunidad de Madrid. Ya de niño, mostró vocación por la actuación y era uno de los convocados en los papeles principales de las obras escolares.

Fue una figura en obras fundamentales que dejaron una marca permanente para la cultura hispanoamericana. Como Los gozos y las sombras(1982). En Ley del deseo (1987), interpretó a un director de cine homosexual, junto a Antonio Banderas y Carmen Maura.

Tras décadas marcadas por una prolongada adicción a la heroína, Poncela se radicó en Ushuaia, Argentina, donde logró recuperarse. Viajó por la Patagonia y La Rioja, expuso su pintura y fue invitado por Adolfo Amistarais para protagonizar Martín (Hache) (1997), un papel muy valorado que le valió premios como el Premio Cóndor de Plata al mejor actor de reparto.

De su trabajo en la Argentina y en España, trabó una amistad permanente con Cecilia Roth, la actriz argentina que también tiene mucho suceso en España.

Eusebio Poncela falleció en Madrid este 27 de agosto de 2025. Tenía 79 años.

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Poncela: "un socialista en el bando perdedor"

Así se definía. Creció con la inspiración socialista de su padre en la Madrid transformada en el eje del poder del generalísimo Franco. Como dijimos, desde niño mostró su gusto y afición por el mundo de la actuación. Siendo joven, tuvo un elemento distintivo que lo ayudo para hacerse un nombre. Junto a su talento actoral, su apariencia era única. Alto, flaco y con un rostro imposible de olvidar. Perfilado, casi anglosajón, similar al del actor británico Terence Stamp, su carácter avasallador y su cuerpo fibroso (amante del ejercicio, durante el confinamiento se escapaba por la sierra madrileña hasta que se cayó y se rompió varias costillas) le añadían capas a su talento interpretativo.

"La semana del asesino (1972)", de Eloy de la Iglesia, fue su desembarco en el cine. Un filme de terror protagonizado por un trabajador de un matadero cárnico que en una discusión mata accidentalmente de una pedrada a un taxista. Nadie lo sabía, pero se aproximaba el final de la dictadura franquista y la transición democrática hacia la España parlamentaria. Poncela encajó justo en ese espíritu de la época. Vino la etapa de trabajar con Pedro Almodóvar, un poco más tarde. La película pudo hacerse porque Vicente Parra, el protagonista, la sacó adelante para poder trabajar.

Entre el final de los setenta y los ochenta no paró de trabajar, "de plató en plató". En Arrebato (1979) encarnó a un cineasta que acaba de montar su última película y cuya adicción a la heroína hace que su percepción sea distorsionada, como en un sueño. La voz y la presencia de Poncela seducen al público. Coincidió con Cecilia Roth, con la que volvería, dos décadas después, para el gran éxito Martín (Hache) en 1997. También dejó su impronta en la televisión. Con la recordada serie Los gozos y las sombras, con la que obtuvo una enorme popularidad en la calle, y en el thriller, El arreglo.

martín hache
Poncela con Cecilia Roth en Martín (hache), un gran éxito del cine. (foto: Gentileza El País)

Poncela con Cecilia Roth en Martín (hache), un gran éxito del cine. (foto: Gentileza El País)

Poncela, un gran actor bien acompañado

Luego vino una fecunda etapa con Pedro Almodóvar. Primero fue, Matador y posteriormente, La ley del deseo, con Antonio Banderas. Con el argentino Adolfo Aristarain, no solo trabajó, sino que mantuvo la relación hasta este final por una enfermedad incurable. Su apariencia, su rostro y su calidad en teatro o el cine, quedan para siempre. Y es la mejor definición para un artista que logra trascender. Como Poncela se definía con mucha razón: "Si me pongo a pensar en todas las películas que he hecho que van a seguir viéndose cuando yo no esté, me salen unas cuantas".