Ruidos molestos de vecinos: cómo conviene actuar y cuándo apelar a la vía judicial
Los conflictos por ruidos en edificios o barrios son una de las principales causas de quejas entre vecinos.
Los conflictos por ruidos en edificios o barrios son una de las principales causas de quejas entre vecinos.
Música a todo volumen, ladridos constantes, obras fuera de horario o fiestas que no terminan. Los conflictos por ruidos molestos son una de las causas más frecuentes de disputa entre vecinos en todo el país. Cuando las molestias se vuelven persistentes y afectan el descanso o la vida cotidiana, existen distintas herramientas para intervenir y reclamar formalmente.
Actualmente no existe una ley nacional única que regule los límites de ruido, ya que cada municipio define su propia normativa y franjas horarias.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Ley 1540 establece que las obras y actividades ruidosas pueden realizarse de lunes a viernes entre las 7 y las 20, y los sábados hasta las 13, mientras que los domingos y feriados no se permite el uso de maquinaria pesada ni la realización de tareas ruidosas.
Fuera de esos horarios, toda actividad que supere los niveles de sonido admitidos está prohibida. En general, los valores orientativos en zonas residenciales se ubican en torno a 50 decibeles durante la noche y 60 durante el día, aunque pueden variar según la jurisdicción.
Ruidos molestos de vecinos: qué se aconseja hacer
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Antes de iniciar cualquier trámite, lo más aconsejable es hablar directamente con la persona que genera el ruido. En muchos casos, el vecino no advierte el nivel de molestia que provoca y una conversación respetuosa puede resolver la situación sin necesidad de medidas mayores.
En los edificios o barrios cerrados, conviene revisar el reglamento de convivencia, que suele fijar horarios de descanso y sanciones en caso de incumplimiento. En esos ámbitos, el administrador o consejo puede actuar como mediador para intentar un acuerdo entre las partes.
Si el problema continúa, es importante documentar las pruebas de manera clara y ordenada. Pueden realizarse grabaciones de audio o video en los momentos en que los ruidos se producen o utilizar aplicaciones móviles como Sound Meter o Decibel X para medir los niveles sonoros.
Para otorgar validez legal, se puede recurrir a un escribano público o a un perito acústico que certifique las mediciones. Ese respaldo resulta clave si más adelante se decide iniciar un reclamo formal.
Ruidos molestos de vecinos: cuándo conviene recurrir a la acción legal
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Cuando el diálogo no da resultado, se puede enviar una carta documento solicitando el cese de los ruidos. Este paso deja constancia formal del reclamo y puede ser utilizado como antecedente en una eventual acción judicial.
En los casos en que las molestias provienen de locales comerciales, obras o fiestas reiteradas, también es posible realizar una denuncia ante la municipalidad o el área de control ambiental correspondiente. Las autoridades pueden inspeccionar el lugar, verificar los decibeles y aplicar multas o sanciones si se comprueba el exceso.
Si se trata de perturbaciones reiteradas o que afectan gravemente la tranquilidad pública, la comisaría del barrio puede recibir la denuncia y derivar el caso a un juez de faltas, quien tiene la facultad de imponer sanciones.
Cuando todas las instancias previas fallan, se puede acudir a la justicia civil. El artículo 1973 del Código Civil y Comercial de la Nación establece que las molestias ocasionadas por ruidos, vibraciones, olores, humo o calor no deben superar la tolerancia normal, teniendo en cuenta las condiciones del lugar.
Si el juez determina que se excedieron esos límites, puede ordenar el cese de la actividad perturbadora, disponer una indemnización por daño moral o material e incluso exigir reparaciones por afectación del descanso o la salud de las personas involucradas.