Te levantás con calor, confundido, un poco avergonzado… pero no podés dejar de pensar en lo que soñaste. Estabas con tu compañero de laburo. Sí, ese que ves todos los días en la oficina, el que tal vez nunca miraste “de esa forma” (o tal vez sí).
Soñar con alguien del trabajo en situaciones íntimas puede encender fantasías y culpas. Descubrí qué revela realmente tu deseo nocturno.
Te levantás con calor, confundido, un poco avergonzado… pero no podés dejar de pensar en lo que soñaste. Estabas con tu compañero de laburo. Sí, ese que ves todos los días en la oficina, el que tal vez nunca miraste “de esa forma” (o tal vez sí).
Y de repente, en tu sueño, todo era deseo: miradas cómplices, roce de manos, besos, caricias que terminan en la cama (o sobre el escritorio, ¿por qué no?).
Soñar con un compañero de trabajo en escenas sexuales no significa que estés enamorado o que quieras tirar todo por la borda y mandarte de cabeza. Pero sí habla de algo que está vivo dentro tuyo: curiosidad, deseo, atracción reprimida… o simplemente, ganas de sentirte deseado.
En el trabajo, la tensión muchas veces se mezcla con la complicidad, la rutina, las bromas. Y aunque no lo admitas, a veces la fantasía de “lo prohibido” puede aparecer cuando menos te lo esperás.
Después de un sueño así, la cabeza entra en crisis: “¿y si lo estoy deseando de verdad?”, “¿está mal?”, “¿qué pasa si me lo cruzo hoy?”.
Tranquilo: soñar con sexo con un compañero de laburo no te convierte en alguien infiel ni en un pervertido. En general, estos sueños aparecen cuando tu mente está procesando emociones, tensiones, ganas de romper la rutina… o simplemente, cuando tu deseo necesita pista para despegar.
En realidad, este sueño habla más de vos que de la otra persona. Tal vez tu inconsciente te muestra tu costado más atrevido, esa parte tuya que se aburre fácil, que quiere calor y adrenalina.
O quizás sentís que en tu vida diaria hay poca pasión, y tu cabeza arma una historia con la persona que tenés cerca todos los días… porque es lo más fácil de imaginar.
Antes de mandar un mensaje subido de tono o empezar a buscar excusas para quedarte solo en la oficina, pensalo. A veces, un sueño es solo eso: una fantasía que te sirve para encenderte internamente, pero no significa que debas convertirla en realidad.
Escuchá lo que sentís, pero no confundas el juego mental de tu inconsciente con lo que realmente querés en la vida real.
No necesariamente. A veces es solo la fantasía de lo prohibido o un reflejo de tus propias ganas de pasión.
Solo si sentís que el deseo es real, correspondido y no va a complicarte la vida (o la oficina).
Sí, pero no deberías. Los sueños son espacios libres para que tu mente explore deseos sin filtros.