Gráfico 1. Proporción de alumnos que se sienten bien informados sobre los posibles caminos después del último año de educación obligatoria. Por país. Año 2022.
Proporción de alumnos que se sienten bien informados sobre los posibles caminos después del último año de educación obligatoria. Por país. Año 2022.
¿Qué tan informados están los adolescentes sobre su futuro?
Aunque el 65% de los estudiantes argentinos dice estar bien informado respecto de sus opciones futuras, este porcentaje se encuentra por debajo de otros países de América Latina. Colombia (77%), Costa Rica (75%), Panamá (74%) y Perú (73%) muestran cifras superiores. Aun así, Argentina se acerca al promedio de la OCDE (67%).
Este dato pone en evidencia una falencia importante en los dispositivos de orientación vocacional de las escuelas argentinas. Para los investigadores, es clave reforzar estos mecanismos especialmente en el último tramo del secundario, cuando las decisiones se vuelven más urgentes y decisivas.
A pesar de las preocupaciones económicas, la mayoría de los jóvenes reconoce que la escuela aporta herramientas valiosas. Un 76% afirma que lo aprendido podría ser útil para el trabajo. Además, el 64% cree que el colegio les ayudó a tomar decisiones con mayor confianza. Estas cifras superan las del promedio de la OCDE, que se ubican en el 67% y 57%, respectivamente.
Gráfico 3. Proporción de alumnos que creen que la escuela los ha ayudado a tener confianza para tomar decisiones. Por país. Año 2022.
Proporción de alumnos que creen que la escuela los ha ayudado a tener confianza para tomar decisiones. Por país. Año 2022.
Estos datos muestran que, aunque existen grandes desafíos, la escuela sigue siendo un espacio de contención y preparación para el futuro, al menos desde la perspectiva del estudiantado.
Presión familiar: una carga silenciosa
Casi la mitad de los estudiantes argentinos (47%) siente que sus familias los presionan para tomar ciertos caminos después del colegio, ya sea seguir una carrera universitaria, trabajar o dedicarse a un oficio. Es el porcentaje más alto de la región y también supera el promedio de la OCDE (35%).
Esta presión es especialmente fuerte en sectores más humildes: en el grupo socioeconómico más bajo, el 55% de los alumnos siente esa exigencia, frente al 38% en los sectores más altos. La expectativa familiar, lejos de actuar como un apoyo, puede transformarse en una fuente de tensión que limita la autonomía del adolescente.
Qué opinan los especialistas sobre el informe
Sandra Ziegler, investigadora de FLACSO, destaca que la incorporación de dimensiones como el bienestar y las expectativas en las evaluaciones internacionales permite ampliar la mirada sobre el rol de la escuela: “Este enfoque resulta central ante el desafío de educar para un futuro incierto y cambiante, donde además del conocimiento, es imprescindible desarrollar habilidades que preparen a los jóvenes para crecer e integrarse en un mundo en transformación.”
Por su parte, Juan Pablo Cmet, director de la Fundación Córdoba Mejora, señala: “Vivimos una época compleja para interpretar el presente: todo ocurre rápido, el futuro se hace exponencialmente incierto, y la sobreinformación aturde. La mayoría de los estudiantes teme al futuro, pero confía en la escuela”.
Gráfico 5. Proporción de alumnos a los que les preocupa no tener suficiente dinero para hacer lo que les gustaría después del último año de educación obligatoria. Por país. Año 2022.
Proporción de alumnos a los que les preocupa no tener suficiente dinero para hacer lo que les gustaría después del último año de educación obligatoria. Por país. Año 2022.
Para Cmet, es fundamental que otros actores como el Estado, las empresas y las familias se involucren activamente en esta transición, no solo desde el discurso, sino acompañando de forma concreta a los jóvenes.
Guillermina Laguzzi, especialista en Educación y Trabajo de la Organización de Estados Iberoamericanos, enfatiza la contradicción que viven muchos jóvenes argentinos: valoran lo aprendido en la escuela, pero no se sienten preparados para afrontar la vida adulta. “Experimentan ansiedad y sensación de desprotección en un entorno de alta presión e incertidumbre.”
Para ella, la escuela debe enfocarse más en el desarrollo de habilidades generales que los preparen para una vida laboral y personal más autónoma, especialmente cuando los contextos familiares o económicos no ofrecen estabilidad.
Un sistema educativo que necesita reinventarse
Gustavo Gándara, de la Fundación UOCRA, sostiene que “los adolescentes en Argentina atraviesan fuertes tensiones al proyectar su futuro. Muchos se sienten poco informados, inseguros y condicionados por factores externos como la presión familiar o las dificultades económicas.”