Esto implica que el sueldo final puede superar el monto de base, dependiendo de la situación de cada trabajador. Sin embargo, el dato central es que en septiembre no se incorporarán pagos extraordinarios adicionales, lo que deja a los barrenderos dependiendo exclusivamente de su básico y los adicionales convencionales.
Uno de los puntos más sensibles para los trabajadores es la finalización del bono no remunerativo de $600.000, que fue abonado en cuatro cuotas de $150.000 a lo largo del año.
Ese beneficio, acordado en negociaciones paritarias previas, funcionó como un alivio temporal frente a la inflación. Durante agosto se completó el cronograma de pagos, y con ello el sector cerró un ciclo de ingresos extra que ya no estarán presentes en los recibos de septiembre.
En la práctica, esto significa que los barrenderos pasarán de cobrar básico más bono a recibir solo el básico más los adicionales. La diferencia puede sentirse con fuerza, dado que el bono representaba un complemento significativo para muchos hogares.
La realidad salarial de los barrenderos no puede analizarse sin el telón de fondo de la inflación persistente en la Argentina. Aunque el monto de $724.476,00 puede parecer elevado en comparación con otros sectores, el aumento de precios reduce rápidamente su capacidad de compra.
Según consultoras privadas, el costo de la canasta básica total en la Ciudad de Buenos Aires supera los $690.000 para una familia tipo. Esto implica que, si bien el sueldo básico cubre ese umbral, lo hace de manera ajustada y sin dejar demasiado margen para otros gastos.
Con el fin del bono, muchos barrenderos sienten que su poder adquisitivo se deteriora aún más, especialmente porque el bono se había convertido en una suerte de “colchón” frente a la suba de precios.
El sector de barrido y limpieza está amparado por el convenio colectivo de trabajo de Camioneros, uno de los gremios más influyentes del país. La última negociación paritaria cerró en agosto, y desde entonces no hubo reapertura ni anuncios de nuevos aumentos.
Por ahora, la escala salarial vigente se mantendrá hasta nuevo aviso, lo que genera incertidumbre entre los trabajadores. La expectativa está puesta en una posible renegociación en los próximos meses, dado que la inflación acumulada presiona sobre los salarios y erosiona los acuerdos alcanzados.
Dirigentes gremiales ya anticiparon que evaluarán los índices de inflación de septiembre y octubre para reclamar una revisión salarial, aunque todavía no hay una fecha confirmada para iniciar esa discusión.
El trabajo de los barrenderos suele pasar inadvertido para muchos vecinos, pero es una de las tareas esenciales para el funcionamiento de la Ciudad. Se trata de un empleo que requiere esfuerzo físico, horarios exigentes y, en muchos casos, exposición a condiciones climáticas adversas.
Por eso, el reclamo salarial no solo apunta al número final en el recibo, sino también al reconocimiento de la labor diaria. “El sueldo básico no refleja todo lo que implica nuestro trabajo. Estamos en la calle bajo el sol, la lluvia o el frío, y la ciudad depende de nosotros para mantenerse limpia”, señalan trabajadores del sector.
En ese sentido, los adicionales como horas extras, nocturnidad o feriados suelen representar un porcentaje importante del salario, pero no todos los empleados tienen acceso a esas oportunidades.
Al analizar el sueldo de los barrenderos en septiembre de 2025, resulta inevitable compararlo con otros sectores vinculados a servicios urbanos. Por ejemplo, los recolectores de residuos tienen una escala similar, dado que comparten el mismo convenio de Camioneros.
En cambio, otros trabajadores de servicios públicos, como los empleados de mantenimiento en espacios verdes o los choferes de transporte urbano, tienen convenios diferentes que establecen montos menores en muchos casos.
Esto posiciona a los barrenderos en una franja media-alta dentro de los salarios urbanos, aunque la inflación generalizada vuelve a achatar las diferencias.
El monto de $724.476 puede analizarse desde distintos ángulos:
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Para un trabajador soltero, representa un ingreso que permite cubrir gastos de alquiler y consumo básico, aunque con limitaciones.
Para una familia tipo, cubre la canasta básica, pero deja escaso margen para ahorro, recreación o imprevistos.
Frente a la inflación interanual, el aumento aplicado en agosto se muestra insuficiente y rápidamente absorbido por la suba de precios.
En este contexto, el fin del bono se traduce en una pérdida directa del ingreso disponible mensual, lo que obliga a muchos trabajadores a ajustar gastos o buscar horas extras para compensar la diferencia.
El salario de los barrenderos en septiembre de 2025 es un reflejo de una problemática más amplia: la dificultad de que los acuerdos salariales acompañen la inflación en Argentina.
La incógnita ahora pasa por saber cuándo y cómo se reabrirán las paritarias. Mientras tanto, los trabajadores deberán enfrentar un mes sin refuerzos extraordinarios y con un sueldo que, aunque formalmente actualizado en agosto, ya muestra signos de desactualización frente a los precios de la economía real.