acoso

Cyberbullying y bullying: diferencias y similitudes de una problemática que crece exponencialmente

Dos formas de acoso cada vez más extendidas, pero con sus particularidades y diferencias. ¿Qué hacer en casos de bullying y cyberbullying?
Cyberbullying y bullying: diferencias y similitudes de una problemática que crece exponencialmente

El cyberbullying tiene lugar cuando un niño o un adolescente es molestado, humillado o agredido por un par a través de medios digitales. Generalmente consta de divulgación de información confidencial de la persona, información falsa o ataques personales en espacios digitales en los cuales la víctima queda expuesta frente a otros. Tiene la particularidad de ser una situación que se sostiene en el tiempo.

El bullying se da en una situación en la escuela o en un contexto social, donde hay una víctima, un acosador y uno o más testigos fácilmente identificables. Es decir el bullying se da “cara a cara”. En el bullying sabemos quién es el acosador y en ciberbullying se puede esconder en el anonimato de un perfil falso. En el primero la víctima puede huir pero en el ciberbullying puede salir de las redes pero no puede garantizar que, yéndose, el acoso se detenga.

En una situación de cyberbullying participan los mismos actores que en una situación de bullying. La víctima del cyberbullying suele adoptar el silencio como patrón y el acosador toma una posición activa y violenta hacia la víctima y la intervención es necesaria para ambas personas. No hay una caracteropatía o una personalidad determinada que indique que un chico es más propenso que otros a hacer bullying o ciberbullying. Sin embargo, una característica importante en aquellos que acosan a otros, no es que buscan la pelea o la confrontación sino que, por el contrario, buscan acosar a alguien que tiene como característica evidente que no se va a defender.

Por su parte, los testigos del cyberbullying son de alguna manera los espectadores de la situación y toman un rol pasivo. Su silencio los ubica de alguna manera en una situación de complicidad respecto del maltrato hacia la víctima.

Y por último, se encuentran los actores que no están pero que participan, que son los adultos o los agentes que deberían intervenir para frenar o evitar que la situación se produzca. En general, “brillan por su ausencia” y la falta de intervención temprana o de prevención por su parte profundiza el problema.

Una de las principales intervenciones pasa por poder detectar el problema cuando está apareciendo y no cuando ya está consolidado. En ambas situaciones de acoso, las primeras señales que deben levantar preocupación son similares y se caracterizan principalmente por modificaciones en la conducta del niño o adolescente agredido.

En los casos en que la prevención no ha sido suficiente y se consume la situación de acoso, es decir, de un maltrato físico y/o verbal, virtual o presencial, la consulta con un especialista puede ser de gran ayuda para que el niño o adolescente pueda procesar y eventualmente revertir lo que le está ocurriendo.

¿Qué pueden hacer los padres en casos de cyberbullying?

En el caso del cyberbullying, cobra mayor relevancia que los padres puedan charlar con sus hijos sobre las singularidades de la interacción online, sobre sus potencialidades (y hasta compartirlas con los niños dentro de lo posible), pero también acerca de sus peligros, la importancia de resguardar la propia privacidad y el no exponerse ante desconocidos o usuarios de quienes no pueden dar fe de su identidad. La comunicación es clave y cada uno debe encontrar las mejores estrategias para abrir esos espacios de diálogo sin presionar.

Internet es una herramienta indispensable para los niños y adolescentes, y su control estricto (o directamente su bloqueo) no son nunca medidas recomendadas. La constitución de la privacidad y la intimidad es fundamental para su desarrollo y es importante, hoy más que nunca, que puedan acceder a los dispositivos y hacer un uso creativo y social de ellos. Insistimos, antes que el control de los contenidos, lo principal es que los padres puedan acompañar a sus hijos en el uso de estas tecnologías para prevenirlos, pero también para alentarlos a hacer un buen uso de las redes y para compartir algo que también es de uso permanente por parte de padres y madres.

*Por Florencia Casabella, psicoanalista. Directora de Désir Salud

Se habló de