Las noticias e imágenes que llegaban al Telegram de Alla, desde la otra latitud, profundizaban la angustia y la incertidumbre, sobre todo en los primeros tiempos cuando sus familiares aún no habían logrado cruzar la frontera a Rumania. Larisa, por ese entonces, le comunicaba que estaban prácticamente sin comida al encontrarse los supermercados vacíos, que el frío no daba tregua con sus temperaturas bajo cero, que había perdido el empleo y que la pequeña Sofía no podía conciliar el sueño producto de las detonaciones y las luces de las bombas.
Larisa, incluso, le compartió un video a Alla en el que soldados rusos asesinaron un compatriota delante de sus ojos mientras ella filmaba a escondidas desde la vivienda en la que se encontraba, en la ciudad de Mykolaiv y Odesa, uno de los centros neurálgicos más codiciados por Rusia en el afán de su avance militar.
Con lo puesto y algunas valijas, Larisa y Sofía finalmente emprendieron viaje para escapar de ese infierno terrenal. Por su parte el yerno de Alla, Denis Gorpeniuk, debió quedarse en Ucrania para defender a su país, tras la orden gubernamental de que ningún hombre de entre 18 y 60 años podía abandonar el territorio. Sigue allí hasta el día de hoy.
Después de casi tres meses y con la ayuda de Amnistía Internacional Argentina que colaboró en los trámites de documentación y compra de pasajes, Alla recibió la noticia y la recompensa más esperada: su hija y su nieta consiguieron fecha para arribar al país. Pese a que el encuentro estaba programado para el 21 de mayo, la llegada de su familia se produjo el domingo pasado, un día después, debido a un retraso en el vuelo de Rumania a París y en la partida de Chile a la Argentina, por cuestiones climáticas.
El emocionante encuentro de Alla con su hija Larisa y su nieta Sofía
"Fue muy emocionante el encuentro, con lágrimas y todo", contó entusiasmada Alla, en una nueva charla con A24.com y un tono en su voz diametralmente opuesto a la última conversación, al referirse a ese primer abrazo con Larisa y Sofía en el Aeropuerto.
Para la ocasión, Alla estuvo acompañada de Illia, su otro nieto que es hijo de Larisa y que reside en la Argentina desde 2015. En su momento, esta mujer ucraniana también desembarcó en el país, empujada por la hostilidad y enfrentamientos que se vivían en su tierra, la ciudad de Dnipropetrovsk (actualmente se llama Dnepr).
Alla, por ese entonces, llegó con sus hijas Hanna (27) y Larisa (31), quien decidió volver a Ucrania con el tiempo para acompañar a su esposo. Allí, ambos, dieron a a luz a Sofía, mientras que Illia quedó a cargo de su abuela.
"Ahora estamos todos en mi departamento, acomodándonos. La primera noche pasamos todo el tiempo hablando", transmitió emocionada Alla. Y detalló: "Como ellas (su hija y nieta) no hablan español, vamos a empezar con los cursos de idioma. Yo tengo un taller de costura, Larisa va a poder trabajar conmigo. Eso espero. En el caso de Sofía, que va a cumplir cinco años en julio, la vamos a anotar en un Jardín".
"Vamos a construir una vida nueva juntos. Ya estamos todos tranquilos. Fue muy duro esto de no poder ayudar a la distancia a la familia cuando estaba en peligro y con penas. En cambio, ahora, estoy muy feliz", concluyó.