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La NASA advierte que, a nivel global, 2024 será más caluroso que este año (Foto: NASA).
Previsiones especializadas
La temperatura se va elevando en el planeta. El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo que "la humanidad ha abierto las puertas del infierno". Los niveles de los hielos se derriten en mayor medida. Hace pocos, días informamos que la Antártida perdió capas similares a tres veces la provincia de Buenos Aires y que el frío del invierno es menor, por lo que no alcanza para reparar las pérdidas del verano. Son reservas de agua dulce que van desapareciendo.
Y los gases del efecto invernadero cobraron un nuevo impulso a la salida de la pandemia, lo que deja una ventana muy pequeña para evitar un aumento global de la temperatura de 1,5° Celsius, el número que en el termómetro nos da una luz de esperanza para no sucumbir ante el cambio climático. En ese marco global, se aproxima el verano a la Argentina.
De La Niña al Niño, sin escalas ni alivio
"Muchos de los fenómenos extremos estuvieron influidos por el episodio de larga duración de La Niña, pero también eran característicos del cambio climático debido a la actividad humana. El nuevo episodio de El Niño hará subir las temperaturas y traerá consigo más fenómenos meteorológicos extremos. La iniciativa Alertas Tempranas para Todos será fundamental para proteger vidas y medios de subsistencia", afirma el informe de la Organización Meteorológica Mundial.
Es decir, a la sequía que sufrió gran parte de la Argentina durante tres años, es posible que le siga una etapa de lluvias fuertes y constantes. Los dos factores (el calor extremo y las lluvias exageradas) son grandes enemigos para el principal recurso económico del país: la agricultura.
El informe también repara sobre los efectos negativos en el aspecto humano en toda la región: "Es muy vulnerable a los riesgos climáticos, ya que cerca de tres cuartas partes de la población vive en asentamientos urbanos informales y alrededor del 8% de la población está subalimentada".
La sequía prolongada perjudicó a importantes sectores económicos como la agricultura, la energía, el transporte y el abastecimiento de agua. En nuestro país el informe destaca: "La sequía en la cuenca del Paraná-Plata en el sureste de América del Sur, uno de los principales graneros del mundo, fue la peor desde 1944".
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La cuenca del Paraná-Del Plata, afectada por los tres años de sequía por la corriente de la Niña. (Fuente: Copernicus)
Ahora, la incógnita está dada porque la corriente del Niño no provoque inundaciones que afecten a la producción del campo.
El verano en la Argentina
Las noticias que dan los expertos en el clima son coincidentes. Los registros marcan temperaturas récord por lo elevadas en momentos desacostumbrados. Como los 40 grados de la semana pasada en Río de Janeiro o las lluvias con inundaciones jamás recordadas en el sur de Brasil.
Las olas de calor en nuestro país van en aumento, en frecuencia y prolongación. Hace menos de una década tuvimos solo dos olas de calor en el verano, pero luego subieron a 5.
El año pasado tuvimos que soportar 9 olas de calor, con picos de que superaron varios días seguidos los 40 grados. Y otro dato más: este invierno, las temperaturas parecieron más de primavera en gran parte de sus días. Aunque ahora se dio vuelta el termómetro, es posible pensar que habrá que prepararse para un verano complejo con el calor extremo.
Los veranos comienzan cada vez más temprano, llegan a temperaturas más altas y se prolongan más allá del 21 de marzo. Como si el cambio climático nos dejara dos estaciones: un verano prolongado y un invierno más acotado en sus bajas temperaturas.
No siempre se puede extrapolar y tampoco conviene
Este verano, la ciudad de Phoenix, en Arizona, se pareció mucho a un infierno. Pese a que está en medio del desierto, es la quinta ciudad por población de los Estados Unidos. Tiene 1.700.000 habitantes. Debió soportar más de 10 días seguidos con 45 grados. A esa temperatura, la vida del ser humano corre severos riesgos. Solo la buena infraestructura, agua potable y electricidad para mantener servicios de aire acondicionado, evitaron que los habitantes de Phoenix se convirtieran en parias ambientales. Es decir, tener que abandonar sus hogares y sus trabajos para no morir.
¿Qué puede suceder en nuestro país si lugares sin la infraestructura adecuada se vieran sometidos a un infierno semejante? No es equiparable, pero el desastre que causó el ciclón "Daniel" en Libia, en gran parte, se debió a la deficitaria estructura de los edificios, las carreteras y los servicios de ayuda. La Cruz Roja estima que el número de muertos (aproximadamente 20.000) se debió a esa precaria situación de base. Está más que claro que la Argentina no tiene un desarrollo uniforme para enfrentar este tipo de fenómenos extremos.
El efecto de la corriente del Niño
Jalfin apunta que estos eventos parecen hacerse más repetitivos. Es decir, olas de calor a repetición y más intensas. Sin embargo, el año anterior, en ningún punto de la Argentina hubo que soportar 50 grados de calor. Además, este verano, por las lluvias que traerá la corriente del Niño, es esperable que se produzcan temperaturas más moderadas en la región centro-este de nuestro país. De ese modo, habrá más lluvias, pero no tanto calor como temíamos. Marzo, en la ciudad de Buenos Aires, fue agobiante. En 2024, la corriente del Niño puede cambiar esa característica.
Sin la Niña, que secó al país por tres años, volverán las precipitaciones. El Niño cortará, con el agua que trae, días prolongados de sol radiante como en los años anteriores. Tal vez algunas precipitaciones serán intensas y de preocupación. Pero se puede esperar que nuestro verano no se acerque al padecimiento del hemisferio norte.