Pero también tenemos un escudo protector de varios niveles en la Tierra. La atmósfera que nos provee el aire imprescindible para vivir y la capa de ozono, un gas que en los niveles altos de la atmósfera nos protegen de la radiación ultravioleta del sol.
Si la capa de ozono no existiera, la radiación solar nos mataría. Ahora bien (o no tan bien) los expertos en analizar el clima y fenómenos atmosféricos lanzaron una alerta para la Argentina. La capa de ozono se ha debilitado y se forma lo que se llama "un agujero de ozono". Por ese lugar, los rayos ultravioleta encuentran menor resistencia y siguen su camino a la superficie de la Tierra. Sin protección se pueden sufrir lesiones leves quemaduras, pero también hasta tumores en la piel.
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Una peligrosa disminución de la capa de Ozono
Se llama "agujero" al adelgazamiento de la capa de ozono que se repite en los meses más cálidos del año en el hemisferio sur. Al ser menos consistente, los rayos ultravioleta llegan con mayor potencia de lo que es aconsejable para nuestra salud.
Este fin de septiembre trae la mala noticia ya registrada. La capa de ozono se ha adelgazado a niveles no observados desde 2015. Tanto que habían desaparecido las prevenciones que acompañaban los partes meteorológicos diarios. Tan importante como saber si iba a llover o hacer frío, un día de sol o nublado, resultaba conocer el índice de radiación UV provocado por la disminución de la capa de Ozono.
Este problema parece haber regresado. El pasado 22 y 23 de septiembre, el nivel de la capa se ubicó en niveles preocupantes. Justo sobre la provincia de Tierra del Fuego, con una extensión comparable a su geografía. Eso afecta a las personas que se exponen a los rayos ultravioletas que llegan desde el sol. Siempre hay que cuidarse, pero en estos casos más: anteojos, gorros y cremas protectoras para no broncearse (o quemarse la piel) son imprescindibles.
Para peor, el alerta dice que en esta semana, puede volver a repetirse el fenómeno. El agujero no se "cierra" mágicamente y si las temperaturas comienzan a subir, el problema es aún más delicado.
El regreso de un enemigo peligroso
Como en tantas otras cosas vinculadas con el ambiente, la actividad del ser humano contribuyó a su deterioro. En las última parte del siglo XX, lo cientíificos descubrieron que el uso de los gases de Clorofluorocabono (CFC) dañana a la atmósfera.
Utilizados para proveer de gas a productos como insecticidas, repelentes y desodorantes. También en los equipos de aire acondicionado de todo tipo: heladeras de hogar, autos, y refrigeración a escala industrial.
El CFC sube y permanece mucho tiempo en la atmósfera. Allí el flúor se combina y daña al ozono, facilitando la aparición del peligroso agujero.
Desde la adopción del Protocolo de Montreal en 1987, se eliminaron las emisiones de CFC y se los ha reemplazado por gases no tan dañinos como el flúor en la atmosfera. El cambio dio resultado y hubo progresos significativos de la recuperación de la capa de ozono. Pero como dijimos, el CFC se acumula en la atmósfera y el flúor seguirá por otros 50 años siendo una fuente de preocupación.
Pero ahora, nuevamente, la capa aparece debilitada en el cono sur a medida que comienza a elevarse la temperatura. Una pésima combinación para la salud.
"Se posó sobre la Argentina"
Es la advertencia del SMN (Servicio Meteorológico Nacional) en estos días. Razón suficiente para protegernos adecuadamente del sol. La buena noticia, aunque pueda afectar al turismo, es que se prevén días nublados en el sur de nuestro país. Para muchos, es otra prueba del cambio climático. Un agujero en la capa de ozono del tamaño de la provincia de Tierra del Fuego.
Con niveles comparables a los de casi una década atrás. No es la mejor noticia para esta primavera que comenzó con lluvias y poco sol. Tal vez haya que agradecerlo.