A eso le sumó el elemento clave de esta época: las redes sociales. Se construyó un perfil en Tinder, y a partir de allí, comenzó a "capturar" a mujeres con un gran poder adquisitivo. El engaño le funcionó durante años. Con pequeños regalos (anillos, por ejemplo) y viajes en avión, que alquilaba y decía que eran de él, engañaba a mujeres atractivas y ricas. Así lograba "recuperar" la inversión para las conquistas y ganar buen dinero. El suficiente, para pasar, con esa estructura, a la nueva víctima.
Fue así que durante años, el nombre de Simon Leviev estuvo asociado al lujo, la seducción y la promesa de una vida soñada. Con un traje impecable, relojes de miles de dólares y una narrativa de hijo de un magnate del negocio de los diamantes, se presentó como heredero de una fortuna incalculable.
Pero detrás de ese personaje glamoroso se escondía un entramado de engaños que dejó a decenas de mujeres endeudadas y con el corazón roto. Hoy, su historia llegó a un punto de quiebre: la justicia lo atrapó y su caída expone cómo un fraude puede sostenerse solo hasta que la supera sus propios límites.
El personaje que construyó, se lo devormentiraó
Leviev nació como Shimon Hayut en Israel, un joven sin fortuna ni apellido de peso. Sin embargo, construyó una identidad paralela haciéndose pasar por Simon Leviev, supuesto hijo de Lev Leviev, un verdadero magnate de los diamantes ruso-israelí. El detalle era crucial: al presentarse como heredero de una de las mayores fortunas del rubro, su personaje adquiría credibilidad inmediata en un universo donde la apariencia lo es todo. Con esa fachada, sedujo a mujeres en Tinder mostrándose como un millonario viajero, rodeado de jets privados, hoteles cinco estrellas y cenas exclusivas.
El método de la estafa
Su estrategia era tan simple como efectiva. Primero, conquistaba a sus víctimas con atenciones y regalos, desplegando un cortejo casi de película. Cuando lograba generar confianza, llegaba la maniobra central: decía que sus “enemigos” en el negocio de los diamantes lo tenían en la mira y que, por razones de seguridad, no podía usar sus cuentas bancarias.
Les pedía entonces a sus parejas que tomaran préstamos a su nombre, con la promesa de devolver el dinero apenas “el peligro pasara”.
Aunque parezca difícil de entender semejante cuento, funcionó muchas veces. En cuestión de semanas, algunas mujeres entregaron sumas que superaban los cientos de miles de dólares. El dinero se usaba de inmediato para sostener su propio estilo de vida y, sobre todo, para impresionar a nuevas víctimas. Era una versión en alto nivel de la estafa piramidal o en en cadena: lo que recibía de una mujer servía para seducir a la siguiente. Pero como siempre, el crimen perfecto no existe, porque el delincuente da un paso en falso.
La red de engaños empezó a desmoronarse cuando varias víctimas se contactaron entre sí. Descubrieron que todas habían escuchado la misma historia de los supuestos enemigos, los guardaespaldas en peligro y la necesidad urgente de efectivo. El relato era idéntico, solo cambiaban los nombres de las ciudades.
lujo y estafa
Se hacía pasar por el hijo de un rico vendedor de joyas. Los aviones y autos de lujo, su arma de seducción.(Foto: A24.com)
El punto de inflexión llegó cuando la periodista noruega Cecilie Fjellhøy, una de las estafadas, decidió denunciarlo públicamente. Su testimonio, sumado al de otras mujeres, permitió a los investigadores trazar un patrón claro: detrás del supuesto millonario había un delincuente con antecedentes en Israel por falsificación y fraudes menores.
Las autoridades internacionales comenzaron a seguir sus movimientos: descubrieron la costumbre de cambiar de país y de identidad con pasaportes falsos. Finalmente, en 2019, fue detenido en Grecia gracias a una operación conjunta con la policía israelí, cuando intentaba huir con documentación adulterada.
El “estafador de Tinder” fue extraditado a Israel y condenado por varios cargos de fraude y falsificación. Sin embargo, la condena resultó sorprendentemente leve: apenas 15 meses de prisión, de los cuales cumplió solo cinco. La razón es que gran parte de los delitos cometidos en Europa no pudieron ser procesados en Israel, y en muchos casos las denuncias quedaron atrapadas en complejidades legales de jurisdicción.
A pesar de su paso por la cárcel, Leviev recuperó rápidamente la libertad y trató de volver a la vida pública, ofreciendo servicios de asesoramiento en negocios y hasta lanzando proyectos en redes sociales. Esa actitud desafiante lo convirtió en un símbolo de impunidad y en el rostro visible de un fraude emocional-financiero que dejó cicatrices profundas en sus víctimas.
La historia generó un debate global sobre el alcance de las estafas sentimentales en la era digital. Tinder y otras aplicaciones de citas quedaron bajo presión por no detectar el accionar de un usuario que operó durante años sin levantar alertas. Esto es lo que llevó el interés de su vida a un portal de streaming.
Un suceso mundial por Netflix
El estreno del documental “The Tinder Swindler” en Netflix convirtió su historia en un fenómeno mundial, amplificando el testimonio de las víctimas. En 2022 fue un éxito, pero para Leviev, resultó otro paso en falso. Lo dejó expuesto frente a millones de espectadores. La presión social terminó de arruinar su reputación, aunque él siguió defendiendo su inocencia y alegando que las mujeres sabían perfectamente con quién se estaban vinculando.
selfie y estafador
Una selfie en el aire. El "estafador de Tinder" llevó años enamorando a mujeres ricas para que pagaran sus lujos. (Foto: Gentileza Hola)
Así fue que llegó a Georgia, como una escala más en uno de sus tantos viajes. Pero algunas de las denuncias en su contra estaban activas para Interpol. Lo detuvieron en cuanto presentó su pasaporte. Ahora, sí, deberá enfrentar a la justicia nuevamente. Y probablemente reciba una condena mucho más dura que aquella primera en Israel.